Capítulo 4

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Eric:

No sé quién será ese tal Connor, pero lo que si sabía es que quería volver a encontrarme con él.

Arreglé con cuidado y paciencia mi ropa y salí de allí en busca de mi hermano y de mi padre.

Caminé en línea recta por un enorme pasillo mientras me volvía a colocar la máscara, hasta que llegué a unas enormes escaleras de caracol, las cuales baje rápidamente para que ni mi padre ni mi hermano se dieran cuenta de dónde venía.

Lo primero que vi nada más bajar las escaleras fue a mi hermano todo sonrojado jugando nerviosamente con sus manos.

— ¿D-donde estabas?— preguntó con nerviosismo— T-te estábamos e-esperando.

— Es que no encontraba el baño...— dije con sospecha— ¿Y a ti que te pasa?— pregunté ansioso de saber porque estaba así de nervioso.

— ¿A m-mi?— preguntó mirándome con sorpresa— A mi nada.

— Ya...— haré como que le creo.

Juntos caminamos hacia el salón central, en el cual estaban reunidos todos los invitados. Buscamos por los al rededores a nuestro padre y tras quince minutos de búsqueda él nos encontró a nosotros.

— ¿Donde estabais?— preguntó un poco alarmado.

— Estábamos buscándote— respondió Adam.

— Está bien— dijo cogiendonos de la mano a ambos— y ahora vamos que llegamos tarde.

Caminamos por un ancho y desierto pasillo blanco decorado con cuadros, en los cuales había representadas escenas rupestres, el suelo estaba cubierto completamente por una moqueta granate, la cual se notaba a leguas que tenía más años que Adam y yo juntos, además, en cada una de las columnas había colgando unas pequeñas macetas con flores silvestres.

Seguimos caminando hasta llegar a la puerta más hostentosa de todo el pasillo, en la cual había un mayordomo que en cuanto nos vio se dispuso a abrirla.

— ¡Es que no lo entiendo!— esa voz...

— He dicho que fin de la discusión Connor— dictaminó la voz de una mujer.

Cuando la puerta se abrió por completo vi frente a nosotros a un hombre mayor que mi padre, rubio, de ojos negros y a su lado una esbelta mujer de pelo negro y ojos de color ámbar, ella parecía más joven que su marido, pero tampoco mucho más.

— Señores— dijo el mayordomo llamando la atención de todos— sus invitados ya llegaron— anunció de forma breve.

Los dos hombres que había sentados frente a aquella mujer y su marido se dieron la vuelta para mirarnos con atención.

El que estaba sentado a la izquierda era un hombre de complexión fuerte, espalda extensa, pelo azabache, al igual que sus ojos y piel muy ligeramente bronceada, sin embargo el que estaba a la derecha era la versión rubia del otro, lo cual delataba que eran hermanos.

— Connor, ¿Me puedes acercar esa carpeta?— pidió el señor, el cual al parecer era nuestro anfitrión.

— Claro...— esa voz...

Cuando le volví a mirar su cara de estupefacción como reacción a mi presencia en esta sala había desaparecido por completo.

— Gracias— dijo el señor, el cual supongo que será su padre— por cierto— ahora que lo pienso Connor es igual que su padre, solo que más joven— Bruno, Connor, ellos son Eric— explicó mirándome— y Adam— esta vez su mirada se había dirigido hacia mi hermano— vuestros futuros esposos— ¿¡Que!?

Tanto mi hermano como yo miramos con desesperación a nuestro padre deseando que nos dijera que eso no era cierto, que no nos íbamos a quedar con esta gente tan fría y distante. Con esta gente yo jamás podría llamar hogar a esta mansión.

— Bruno, tú te casaras con Adam— en cuanto aquella mujer dijo eso vi a mi hermano mirar con gran temor al tal Bruno.

Pero espera, eso quiere decir que...

— Y tu Connor, te casaras con Eric— en cuanto oí esa frase sentí que mis fuerzas flaqueaban y mis piernas temblaban— por cierto, hemos hecho una pequeña reforma en el contrato— advirtió aquella mujer— vivirán en vuestros apartamentos.

Ahora sí creo que me desmayo...

MÍO [𝘖𝘔𝘌𝘎𝘈𝘝𝘌𝘙𝘚𝘌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora