Capítulo XII

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POV MAX

Tan cerca y tan lejos, estoy en la sala de conferencias de las oficinas principales de Hyperion escuchando a unos emprendedores, no dejo de preguntarme qué estará haciendo Sergio.

Le escribí antes para decirle que estaría abajo para la reunión. ¿Qué llevará puesto? Son las nueve y ya llevamos más tiempo de lo que esperaba en esta reunión, la ilusión de coger a Sergio entre mis brazos más pronto que tarde se desvanece según se va animando la reunión. Acabo escribiéndole un correo. Tengo el portátil encendido y no hay nadie sentado a mi lado.

Lo que más me gusta en este mundo es comerte entero, le doy a enviar y antes de que le dé tiempo a responderme, le escribo otro mensaje "Para que lo sepas, te voy a comer entero en cuanto llegue a la oficina, vete preparando. Te quiero listo".

Sonrío.,, Me aparece una notificación de correo y mi corazón se acelera, abro el mensaje de inmediato.

"Hoy he venido sin boxers y con falda, espero RH no me regañe"

Vaya, se me pone dura, con sus mensajes logra tanto en mi... Mis manos tiemblan un poco mientras escribo otro correo.

"Ya la tengo dura"

Su respuesta llega unos segundos después.

"Te la voy a chupar hasta que te corras en mi boca"

¡Joder! —¿Max? Levanto la vista. Todo el mundo me está mirando. ¡Mierda! ¿Lo he dicho en alto? Asiento con la cabeza y finjo estar sumido en mis pensamientos. —Muy interesante. Carlos entrecierra los ojos y cambia de rumbo la conversación hablando de las estimaciones.

No estoy donde tengo que estar y yo no soy así, yo como, bebo y sueño con las inversiones, por una vez en mi vida, tengo una nueva obsesión: Sergio. Leo su último correo y casi gimo en alto.

¿Quiere que me corra en su boca? Nunca lo he hecho, pero con solo imaginármelo se me pone aún más dura.

Cierro el portátil, si no ando con cuidado voy a acabar diciendo cosas en alto que no quiero, me obligo a concentrarme en la reunión y hasta hago un par de preguntas... A las diez, por fin terminamos y soy el primero en salir de la sala de conferencias, murmuro algo a Carlos sobre una reunión con un cliente y me alcanza en el pasillo.

Me apuesto que ese asistente tuyo te está esperando. Finjo sorpresa. —No, no, para nada. Nuestra relación es estrictamente profesional, es muy bueno con su trabajo y yo no quiero arruinarlo cuando hay tantos peces en el mar. —Quiero que nuestra aventura sea privada.

Quiero proteger a Sergio de cuando nuestra aventura acabe porque seguro que va a acabar, aunque sea precioso y sexi, solo hay algo físico entre nosotros, menos mal que ella siente lo mismo.

Ando deprisa hasta los ascensores, pero mantengo la compostura, doy golpes con el pie en el suelo mientras subo. Sergio es embriagante y necesito más de el.

Cuando el ascensor se detiene, me pongo cerca de las puertas, impaciente por que se abran, salgo y camino deprisa por el pasillo hasta mi oficina, parando un momento en mi mesa para dejar el portátil.

Ríos de necesidad líquida recorren mi sangre, en las últimas horas, solo he estado pensando en Sergio desnudo. Me detengo fuera de su puerta y llamo antes de abrir.

Pensaba que no vendrías —dice Sergio, y se levanta. Entro, cierro la puerta y me apoyo en ella.

Las manos de Sergio desabrochan lentamente su camisa, aguanto la respiración con cada botón que se desabrocha. Respiro profundamente cuando termina con el último. Se quita la camisa y la tira al suelo. Hace un movimiento como si se fuera a quitar el pantalón.

Entre 4 paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora