Capítulo XVII

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POV SERGIO

—Se ha cancelado la reunión con el CEO de Go Foods —informo a Max mientras repasamos su agenda del día siguiente.

—Bien. ¿Puedes llamar a Lewis Hamilton a ver si está libre para reunirse mañana? —dice Max.

—Claro —respondo.

Max ha cambiado un poco desde que le llegaron los resultados de la prueba de ADN y, como paso tanto tiempo con él, se lo noto. Es como que ha madurado o algo así al enterarse de que es padre.

Repasamos la agenda para el día siguiente y sé que Daniel, su ex, le va a traer a su hija para que se conozcan. Eso tiene que ser estresante. Ni me lo imagino.

—Oye, ¿qué haces esta noche? —pregunta Max de pronto. Le miro sorprendido.

—No sé. A lo mejor subo a ver a Pato para tomarnos algo en su casa.

Si es que la encuentro. Últimamente, nos comunicamos por mensajes y llamadas. La idea que teníamos de pasar noches juntos se ha quedado en eso, en una idea. Su aventura con el médico va bien aunque tampoco me ha contado muchos detalles.

—¿Quieres venirte a casa? —pregunta Max.

Noto su vulnerabilidad esperando mi respuesta.

—¿No deberías estar solo para conocer a tu hija? A lo mejor es un poco incómodo que yo esté allí.

—Daniel vendrá y Elly tiene seis años. Da igual. Además, Daniel y yo hemos acordado no decirle que soy su padre. Al menos de momento.

Algo parecido a los celos se retuerce en mi pecho. Daniel y yo. En cuanto me doy cuenta de lo que estoy pensando, me maldigo. Son padres y por supuesto que tienen que tomar decisiones juntos.

Pienso en la alternativa: pasar la noche preguntándome si Max y su ex se han besado y se han acostado. Tengo curiosidad por el.

Terminamos de repasar la agenda y finiquitamos el día. Vuelvo a mi oficina, apago el ordenador y recojo todo para irme. Max me pone una mano en la espalda mientras caminamos hacia el ascensor. Me gusta que haga eso, como si quisiera hacer saber al resto de los hombres que estoy con el.

Cuando Esteban nos ve, sale del coche y abre la puerta. Me estoy acostumbrando al lujo de que te lleven a casa todas las tardes. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que he usado Uber las últimas semanas. Max se inclina para besarme y yo abro la boca cuando nuestros labios conectan. Nunca me canso de besar a Max. En todo caso, sus besos me ponen más ahora que al principio de nuestra aventura.

—¿Te he dicho lo precioso que estás hoy? —murmura Max contra mi boca.

—Solo unas diez veces —le digo.

El coche se detiene delante del bloque de apartamentos de Max y Max y yo entramos.

—Buenas noches, señor —dice el portero a Max antes de dirigirse a mí y sonreír

— Hola, Joven Sergio.

— Hola, John —le digo con una amplia sonrisa. En el ascensor, Max tira hacia mí para besarme. Moldeo mi cuerpo con el suyo; me encantan sentir su cuerpo contra el mío. Nos apartamos cuando el ascensor se detiene.

—¿Qué hacemos ahora? —pregunta Max.

—Podríamos hacer la cena. Así estaremos entretenidos y pueden quedarse a cenar.

—¿Vamos a comprar? —pregunta, y entonces recuerdo que él no cocina.

—¿A qué hora vienen?

—A las siete.

Entre 4 paredes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora