POV MAX
He estado en casas grandes, pero la casa de Daniel y Elly es ridículamente grande. Solamente el vestíbulo tiene el tamaño de un apartamento pequeño.
—Por aquí —dice Daniel, guiándome por la amplia escalera que parece que lleva al cielo—. La habitación de Elly está en la segunda planta.
En el descansillo, lo sigo hasta la habitación de la princesa que tiene una enorme cama en el centro. Daniel abre la cama y dejo a Elly con cuidado antes de arroparla.
Miro a mi hija mientras duerme y se me ilumina el corazón. No me hace gracia que Daniel venga a vivir conmigo, aunque sea solo unos días, pero si eso significa que puedo ver a Elly todos los días, lo puedo dejar pasar.
Salimos del cuarto y cerramos la puerta. Daniel me toca el brazo y me giro. Tiene los ojos llenos de lágrimas.
—Gracias por ofrecernos tu casa —dice y me siento culpable por lo que acabo de pensar hace unos segundos.
El es la madre de mi hija y es lo mínimo que puedo hacer. Debería ser más amable con el. Me prometo cambiarlo.
—No hay de qué —le digo.
—Hacíamos buena pareja, ¿verdad? —dice, acercándose un poco más a mí.
¿Qué quiere que responda? Ni recuerdo cómo éramos juntos. Yo solo quiero volver con Sergio, pero me he hecho la promesa de ser más amable con Daniel. Coloca sus manos en mis hombros y su pecho choca conmigo.
Si fuese Sergio, ya tendría mis manos en sus pezones, jugando con ellos, haciéndolo gemir. Con Daniel, lo único que siento es nerviosismo.
—Me alegra que Ely tenga a su padre en su vida —dice Daniel antes de ponerse de puntillas para besarme. Siento alivio cuando da un paso atrás y baja las escaleras. Lo sigo.
—¿Cuándo podemos ir a tu casa? —dice, entrelazando su mano con la mía.
—A finales de la semana cuando la habitación de Elly esté terminada —le digo.
Me abraza y no tengo otra opción que rodearlo con mis brazos. Odio el hecho de que Sergio pueda vernos. No quiero que se piense lo que no es. No significa nada.
Daniel puede abrazarme y tocarme todo lo que quiera, pero no me atrae de ninguna forma. Sergio es el hombre por el que siento cosas, el único cuerpo con el que quiero disfrutar cada noche.
—Nos vemos la semana que viene —le digo, y doy un paso atrás, con ganas de irme.
—Sí, vale —dice Daniel, y yo me doy prisa en volver al coche.
—Por fin —digo cuando entro al coche.
—¿El qué? —pregunta Sergio.
—Que por fin me he podido escaquear de el. —Hago un gesto refiriéndome a Daniel que está de pie en la puerta de la casa.
Sergio se ríe, pero no dice nada. Doy la vuelta con el coche y nos alejamos. Sergio está más callado de lo normal y sospecho que esté molesto por invitar a Daniel y a Elly a mi casa.
Es entendible porque afectará a nuestro modo de vida. Mientras conduzco, pienso en una solución. ¿Y si se muda a un apartamento más grande? No me importaría pagárselo.
Siendo sincero, no me gusta mucho estar en su apartamento, aunque soy capaz de cerrar los ojos y concentrarme solo en Sergio. No es muy difícil porque distraería hasta a un monje, pero el sitio es pequeño y oscuro.
Por lo general, su apartamento está bien, pero no es cómodo para mí. Supongo que es lo que tiene tener dinero. No voy a contracorriente y digo que no estoy acostumbrado a vivir en sitios de lujo porque lo estoy.
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Entre 4 paredes.
FantasySergio huyo de una ciudad para no afrontar su dolor, que pasara ahóra que llegue a Nueva York y su vida cambie completamente. Adaptación de "En su despacho"