Al finalizar la operación Strix, Damian hijo del gran Partidario Donovan Desmond se ve afectado por que los alumnos de la escuela Edén lo ven con un gran desprecio por ser hijo de los Desmond, Anya Forger nota esto y se acerca a Damian para darle su...
Holi, ahora si nos centramos en el presente, gracias por leer :D
Dorian esperaba a Anya en la entrada de la escuela, con un ramo de flores en la mano. Su corazón latía con fuerza en su pecho, y sus manos sudaban ligeramente. No podía creer que Anya hubiera aceptado salir con él. Era como un sueño hecho realidad.
Cuando Anya apareció, Dorian sintió que el mundo se detenía. Ella estaba hermosa. Dorian sintió que una sonrisa se extendía por su rostro.
— Hola, Anya —dijo Dorian, con una voz que temblaba ligeramente —. Te traje estas flores.
—Gracias Dorian —dijo sonriendo tímidamente —. Son hermosas.
En ese momento Dorian hace un chasquido con sus manos, y apareció una limosina de color negro.
—Subamos —Ordenó Dorian
Anya se sintió un poco incómoda al entrar en la limusina. No estaba acostumbrada a este tipo de lujo. Dorian, sin embargo, parecía disfrutar del momento.
—Anya ¿Estás bien? — preguntó Dorian, notando que Anya estaba callada.
—Si estoy bien bien —respondió Anya, tratando de sonreir— . Solo estoy un poco cansada
Dorian se acercó a ella, su mano rozando su brazo con una brusquedad que la hizo saltar.
—No te preocupes Anya, yo te cuidare—dijo Dorian, con una voz que le sonó a Anya como una amenaza.
Anya se sintió atrapada. No podía escapar de Dorian. Se dio cuenta de que se había metido en un peligro que no había previsto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de dar un paseo por el centro comercial, Dorian llevó a Anya a una zona apartada y desolada, donde apenas había personas. El ambiente estaba cargado de un silencio inquietante, y solo se escuchaba el eco de sus pasos en el suelo vacío.
—Dorian ¿donde estamos yendo? —preguntó Anya, mirando a su alrededor con curiosidad y un poco de nerviosismo.
Dorian le sonrió con complicidad.
—Quería llevarte a un lugar especial, un rincón tranquilo donde podamos disfrutar de un momento a solas, lejos de las multitudes —respondió con tono misterioso.
A medida que caminaban por el lugar desolado, Dorian tomó la mano de Anya y la condujo a un rincón apartado, rodeado de sombras y silencio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
