Capítulo Siete

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Esa noche, Claudia la pasó una vez más en vela. Apenas pudo pegar ojo, y aunque pareciera mentira e incluso increíble, vio el vídeo un par de veces más. ¡Ni ella misma entendía qué la llevó a hacer algo así! Quizá por curiosidad, porque nunca había visto algo similar, o quizá movida por el morbo... No lo sabía, pero lo que sí tenía claro era que no podía quitarse de la cabeza esas imágenes, que la acompañaron durante lo que duró la noche.

Al fin, el odiado despertador sonó a las siete y cuarto de la mañana, anunciando la llegada del jueves. Con los ojos todavía medio pegados, una soñolienta Claudia se puso en pie, lista para darse un baño, acicalarse, desayunar y afrontar un nuevo día en el instituto. No sabía qué cara pondría cuando se encontrase cara a cara con Víctor, y más después de lo ocurrido los últimos días. Ya no solamente era el vídeo lo que la trastornaba, sino también todo lo demás: los toqueteos íntimos, las palabras picantes... Todo.

En cuanto aparcó la moto en los aparcamientos, Claudia fue consciente de que le quedaba nada para enfrentar al culpable de su insomnio, entre otras cosas. Efectivamente, así fue. Nada más entrar en el aula, lo encontró sonriente, sentado en su pupitre. Antes de que ella hiciera acto de presencia, el chico estaba bromeando con sus amigos, pero en cuanto la vio entrar enmudeció para poder dedicarle una de sus ladeadas sonrisas, esas pícaras de niño malo.

—Buenos días, muñequita —la saludó nada más tenerla a su lado, mientras tomaba asiento.

—Bueeee... Buenos días —respondió ella a su saludo tras ver que el muchacho no decía nada más.

Tampoco era que pudieran mantener en esos momentos una conversación aunque hubiesen querido, ya que la profesora de Lengua y Literatura entró a la clase, provocando que todos los alumnos se sentaran firmes, se callaran y comenzarán a prestar atención.

Lo cierto era que esa primera hora pasó sin pena ni gloria. Víctor la dejó tranquila, cosa que era de agradecer. Sin embargo, en el cambio de asignatura, donde el alumnado tenía que esperar a que los profesores se relevasen, V demostró ser consciente de su presencia y le susurró:

—Confiesa, muñequita, dime que te gustó el vídeo de ayer. Venga, ¡admítelo! —Su tono era prepotente y sus ojos, del color del musgo, brillaban con diversión—. Admite que te puso cachonda. —Claudia no dijo nada; se limitó a sonrojarse y mantener la mirada baja—. Me apuesto lo que sea que llegaste a desear que estuviera yo allí contigo, en vivo y en directo, para que lo hubieras visto de primera mano. ¡Reconócelo, vamos!

El estado de sofoco en el que se había sumergido la muchacha era prueba más que suficiente de que él tenía razón, y a él, esa vasta y sutil prueba le bastaba. Se conformaba con verla así.

—¡Lo sabía! —dijo alzando la voz inconscientemente, provocando que los alumnos más cercanos dejaran de hacer lo que estaban haciendo para mirarlos extrañados.

Por un segundo, Claudia sintió el impulso de decir algo en su defensa, aunque fuese negarlo —cosa que hubiera sido una tremenda mentira—. Sin embargo, no pudo hacerlo porque, antes de que fuera capaz de abrir la boca para articular palabra, don Daniel apareció para impartir su clase, interrumpiendo al chico.

—Buenos días, chicos —saludó con entusiasmo el tutor mientras se acercaba a su escritorio—. Os traigo un par de noticias, una buena y la otra no tanto. —En vez de tomar asiento, se quedó enfrente de la mesa y se apoyó en ella—. La buena es la siguiente: Tras el recuento de autorizaciones, se ha deducido que el noventa por ciento de los tres cursos de segundo de bachiller piensa asistir al viaje. Así que no se suspenderá y se llevará a cabo.

Tras esa confesión, en el aula sonaron los estrepitosos aplausos y vítores de los presentes. Cuando se calmaron, el profesor siguió:

—Y bueno, la mala noticia es en referencia al examen sorpresa de ayer. —Nada más decir eso, no se oyó ni un resuello siquiera; repentinamente, se hizo el silencio—. Solamente el cincuenta por ciento ha aprobado. —Claudia tragó saliva, sabedora de que ella entraba en la otra parte del porcentaje, en el de los suspensos—. Pero no os preocupéis; las notas de este control no se tomarán en cuenta. Ha sido más bien a nivel informativo para darme una idea sobre qué nivel va llevando la clase. Y por lo que veo, uno no muy bueno. Así que tomaré medidas al respecto.

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