maris

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Finalmente, tras un largo viaje a través del bosque mágico, el grupo llegó al palacio. La gran estructura de piedra se alzaba majestuosamente ante ellos, iluminada por la cálida luz del atardecer. Los niños, Brit y Marco, salieron corriendo a recibir a Maris y Elizabeth con abrazos y risas, felices de verlas de regreso sanas y salvas.

—¡Maris! —gritó Brit, abrazandola con fuerza—. ¡Nos han contado que se fueron de aventura! ¿Nos contarán todo durante la cena?

Elizabeth rió, acariciando el cabello de brit

—Por supuesto, cariño. Pero primero, debemos descansar un poco y prepararnos. Ha sido un viaje largo.

Maris también recibió un cálido abrazo de Marco, quien la miró con ojos curiosos.

—¿Trajiste algo interesante del bosque mágico? —preguntó.

Maris sonrió y le dio un beso en la frente.

—Sí, trajimos muchas historias. Pero todo a su tiempo. Ahora, vayamos a descansar un poco.

Thorne, siempre vigilante, escoltó a las damas hasta sus habitaciones. Elizabeth y Maris compartieron una mirada de complicidad antes de entrar a sus respectivas cámaras para refrescarse y cambiarse para la cena. Mientras se preparaban, Maris acompañó a Elizabeth, ayudándola a elegir un vestido adecuado.

—Desde que Thorne llegó, mis pesadillas han disminuido considerablemente —dijo Elizabeth, ajustando su collar frente al espejo—. Es como si su presencia me diera una paz que no había sentido en años.

Maris asintió, colgando un vestido en el armario.

—Lo entiendo. Thorne tiene esa capacidad de hacer que todos nos sintamos seguros. Es más que un protector; es una fuerza de la naturaleza.

Después de arreglarse, ambas mujeres se dirigieron a la cocina. El aroma de la cena en preparación llenaba el aire, y los cocineros y criados se movían con eficiencia para tener todo listo. Elizabeth y Maris se aseguraron de que nadie las escuchara mientras hablaban en voz baja sobre su reciente viaje.

—Debemos mantener las pociones potenciadoras a salvo —dijo Maris, mirando a Elizabeth con seriedad—. No sabemos quién podría estar interesado en ellas.

Elizabeth asintió, su expresión igual de grave.

—He hablado con Thorne y hemos encontrado un lugar seguro en la biblioteca secreta del palacio. Es un lugar al que solo unos pocos tienen acceso, y él mismo se asegurará de que nadie se acerque.

Maris suspiró aliviada.

—Eso me tranquiliza. No quiero que caigan en manos equivocadas. Especialmente considerando lo que podrían hacer.

Elizabeth asintió, recordando la demostración de Erik con la poción.

—Lo que vimos en el bosque fue solo una fracción de su potencial. Si alguien como ese hechicero se hiciera con ellas... sería catastrófico.

En ese momento, uno de los cocineros se acercó para informarles que la cena estaría lista en breve. Elizabeth y Maris agradecieron y se dirigieron a la gran mesa del comedor, donde el resto del grupo ya comenzaba a reunirse.

—¿Cómo fue su viaje? —preguntó Erik, sirviendo una copa de vino a Elizabeth—. Los niños están ansiosos por escuchar sus historias.

Elizabeth sonrió, mirando a Brit y Marco, que estaban sentados cerca, con los ojos brillantes de expectación.

—Fue una experiencia increíble —respondió—. Vimos cosas que jamás habríamos imaginado y aprendimos mucho. Pero lo más importante es que estamos de regreso.

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