revelaciones inquietantes

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La mañana comenzaba con una nota de tranquilidad y optimismo. Elizabeth despertó sin las habituales pesadillas, sintiéndose renovada y feliz. Con Brit y Marco ocupados con el rey, sabía que tendría tiempo para enfocarse en sus estudios sin interrupciones.

Elizabeth se dirigió a la biblioteca, acompañada por Maris. Al llegar, pidió a Thorne que fuera a la cocina a traer el desayuno.

—Thorne, ¿podrías ir a la cocina y traer el desayuno? —pidió con una sonrisa.

Thorne asintió y se fue, sabiendo que la tarea le llevaría un tiempo debido a sus habituales enfrentamientos con el cocinero y la espera de la comida. Con Thorne ocupado, Elizabeth y Maris aprovecharon el tiempo para buscar más información sobre la profecía que rodeaba a Thorne.

Maris, curiosa, preguntó mientras se acomodaban en la biblioteca:

—¿Qué es exactamente lo que estamos buscando, Elizabeth?

Elizabeth frunció el ceño mientras hojeaba un antiguo libro.

—Quiero saber más sobre la profecía y la naturaleza de Thorne. Desde que nos rescató de aquel secuestro, he notado que se ha vuelto más fuerte. ¿Recuerdas lo que dijo cuando llegó al palacio? Que él era tan fuerte como se necesitara. Quiero entender si hay algo detrás de todo esto, si su poder aumenta inconscientemente conforme al peligro que enfrenta.

Maris asintió, comprendiendo la preocupación y curiosidad de Elizabeth. Juntas comenzaron a revisar viejos manuscritos y documentos, buscando alguna pista que pudiera arrojar luz sobre la situación.

Pasaron varios minutos sin encontrar nada relevante sobre Thorne o la profecía. Sin embargo, entre los documentos antiguos, Elizabeth encontró un texto que llamó su atención.

—Maris, mira esto —dijo, señalando un párrafo en un pergamino desgastado.

El texto hablaba de una piedra preciosa perdida en Elaria, una gema mágica con la capacidad de abrir portales a otras dimensiones y otorgar un inmenso poder a su dueño. Elizabeth y Maris leyeron con creciente interés, pero justo cuando llegaban a la parte crucial que describía cómo activar dicha piedra, notaron que la página estaba arrancada.

Elizabeth dejó escapar un suspiro de frustración.

—¡No puede ser! —exclamó, mirando la página faltante.

Maris, igual de impactada, dijo:

—Alguien arrancó esta parte a propósito. Parece que no querían que nadie supiera cómo activar la piedra.

Elizabeth cerró el libro con cuidado, sus pensamientos girando en torno a la información que habían encontrado y lo que faltaba. La posibilidad de una piedra mágica capaz de otorgar poder inimaginable era tanto fascinante como inquietante.

Elizabeth y Maris continuaron inmersas en su búsqueda de respuestas, decididas a desentrañar los misterios que rodeaban a Thorne y la profecía. A medida que pasaban las páginas de otro libro antiguo, encontraron un pasaje que les hizo detenerse.

—Escucha esto, Maris —dijo Elizabeth, su voz llena de asombro—. "El elegido" o hijo de la estrella oscura tendría una marca de nacimiento particular con forma de estrella en el pecho, justo en el centro. Esta marca sería casi igual de grande que una mano, y habría otra igual en la espalda.

Maris levantó una ceja, intrigada.

—¿Y alguna vez has visto a Thorne sin su armadura? —preguntó.

Elizabeth negó con la cabeza, sumida en sus pensamientos.

—No, nunca lo hemos visto sin su armadura —dijo.

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