Capítulo veintiséis: No soy como los protagonistas heroes

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Daemon salio de su oficina buscando a su secretaria, pero lo único que encontró fue el lugar vacio, allí mismo Dalma salia con una taza de té y sin tiempo de pensar en una excusa le termina confesando la verdad el porqué la ausencia de Eunice, por un momento lo vio enojarse y penso que metio la pata, pero lo que no sabia el porqué se había enojado, se enfado consigo mismo por ser tan estricto que le teman hasta para pedir permiso.

Luego le pidió su ayuda para buscar unos papeles extraviados, mientras ella buscaba en unos estantes en la parte de arriba, él revisaba en el archivero de otro aparador, todo el lugar se encontraba en un silencio que daba miedo, el poco sonido que se oía es de hojas y madera chocarndo entre sí, los minutos pasaban cuando oyó su teléfono que sonaba en la mesa que se encontraba cerca, pensó que podría alcanzarlo sin la necesidad de bajarse del banquillo donde estaba, se inclino un poco pero la distancia era más extensa de lo que se imaginaba en su intento de alcanzarlo, se dequilibro y termina cayéndose sobre el escritorio, con un reflejo que no sabía que tenía interpuso sus manos para no llevarse la cabeza con algún objeto, hiriendose así sus manos y una pequeña herida en su labio que no sabía como se lo hizo.

-¡Oh, mi dios! Dalma ¿Qué te has hecho yo?

Daemon, quien estaba de espalda al oír el ruido, se giro y observó cómo su asistente se iba contra el mueble. Aunque hubiera querido, no habría podido salvarla de esa brutal caida. No era protagonista de una película o de una novela romántica en la que salva a la chica, pero lo que sí puede es ayudarla a curarse las heridas.

Una vez que la ayudó a sentarse en la silla, fue al área de descanso y buscó el botiquín de primeros auxilios. Cuando iba llegando, la oyó quejándose. Probablemente se habrá golpeado otro lugar, sería mejor que fuera un hospital -pensó.

-Creo que es mejor ir al hospital, esto solo curaran tus heridas físicas, pero y que si te golpeaste otro lado, ven te ayudo a ponerte de pie.

-¡No! Estoy bien, solo es un pequeño golpe en mi muñeca, si para mañana no se me pasa prometo ir.

-Hay un dicho que siempre dice mi papá "no dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy" si tu muñeca duele, puede que tengas un esguince y eso no se puede esperar, así que vamos, yo te llevo.

En menos de diez minutos después de recoger sus cosas salían rumbo al hospital, cuando ya el coche estaba en marcha el teléfono de Dalma volvió a sonar, como pudo atendió con la mano izquierda.

-Dalma, ya llegué a la empresa, pero no encontré a nadie, ¿dónde estás?

-Discúlpame Eunice, estoy yendo al hospital, pero en menos de una hora estaremos de vuelta.

-¿Estaremos? ¿Con quién estás? ¿Con el jefe? -Dalma cerro la boca por unos segundos, como le diría que sin que suene raro, aunque ya le dijo que iba al hospital, no sería raro aceptarlo.

-Si...

-Dile que se vaya a su casa, mañana seguiremos trabajando -susurro Daemon

-Ya oí Dalma, cuídate y más tarde me cuentas como te fue -sin decir más Eunice comprendió la situación.

Llegaron a urgencias y efectivamente fue un esguince menor, pero esguince al fin y luego de las curaciones necesarias volvieron al coche, por una semana no podrá hacer fuerza con la muñeca.

Cuando pararon frente al departamento de Dalma, Daemon se giró a verla y vio como su labio inferior ya se encontraba más inflamado que antes, tuvo una pequeña herida que no necesito sutura, pero es evidente como se siente mal por ella, sin darse cuenta su pulgar fue en dirección a tocar el área afectada, con suma delicadeza lo rozo y de inmediato se alejó cuando notó un gesto de incomodidad.

-Lo siento, hubiera preferido ser como los protagonistas de los libros donde tienen un reflejo y velocidad sobrenatural y evitan que las protagonistas sufran estos accidentes.

-Descuide, esto lo hace más real, aunque sí duele un poco el golpe.

O través quedan en silencio mientras él observa las manos vendadas, segunda vez que siente esa impotencia.

-Si hay una próxima vez, cosa que espero que no, prometo evitar que tú te lastimes. -con decir aquello, el corazón de la chica salto de alegría, aunque eso era imposible.

-Ya debo de entrar, mi amiga debe de estar preocupada, nos vemos mañana.

-En cuanto a eso, no es necesario que vayas mañana, tomate el día libre y descansa, seguramente, mañana dolerá más que hoy.

-No es necesario, además hay mucho que hacer, no me sentiría bien dejando a Eunice con todo.

-No hay negativas, es una orden. Si te pones peor por hacer esfuerzo no me lo perdonaría. -lo dice de una manera tan gentil, que la hizo sentir querida.

Aunque no quería aceptar, al final termino cediendo, cuando llegó al departamento su amiga grito de la impresión al ver sus manos vendadas y un labio partido.

-Larga historia Mora, pero me encuentro bien, mañana te cuento con detalles, ahora quiero descansar.

Autora: Danna
Univers

Pd: perdón por la ausencia, y gracias por lo que siguen, no olviden votar⭐️

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