Capítulo veinte: Puedo... ¿abrazarlo?

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Daemon volvió a la empresa al día siguiente y apenas ingreso su secretaria le habia entregado todo tipo de mensajes de su familia, pues después de esa presentación tan fugaz de su novia, todos quedaron en la incertidumbre de saber quién era la chica ¿De qué familia viene? ¿Si es hija única o no? Cosas que pueden parecer de rutina para ellos, quería saber si tenía conexiones y poder utilizar a su favor.

Por otro lado, a su primo se la hizo ligeramente conocida, como si ya la hubiera visto antes y por ello la mando a investigarla, quería saber de qué familia es y si es necesario arrebatarle a su primo.

Ya había pasado Una semana, Daemon salió antes de su casa y así pasar por la cafetería a tomar un café antes de llegar a la empresa. Cuando estaba perdido en sus pensamientos, vio algo y no sabía si era su imaginación o de verdad era Dalma quien acaba de cruzar frente a sus ojos, salió del local casi de inmediato y sí, era ella que iba caminando casi bailando, se la veía feliz tarareando una canción, ¿ya su madre debe de estar mejor? Murmuro Daemon al verla de buen ánimo, camino un poco más rápido para alcanzarla, pero ya habían llegado a la entrada de la empresa y solo guardo compostura, ella aún con los auriculares puestos, saludo a la secretaria de la entrada con entusiasmo y entró al elevador, Daemon no perdió tiempo y también entró, de inmediato ella se dio cuenta de su presencia y dejó de prestar atención a la música que se reproducía y saludo a su jefe aunque con notable nerviosismo, solo se saludaron y para ella fue como si se le hubiera declarado, de reojo lo veía, tratando de no ser evidente que su presencia la pone muy nerviosa.

Llegaron al piso, pero segundos antes no le paso desapercibido ver como le veia las manos, las heridas prácticamente ya estan sanas, solo falta cicatrizar, desvío la mirada mientras ocultaba sus manos, Daemon pasó y ella quedó atrás, una vez que desapareció dentro de su oficina saludo a su nueva amiga Eunice, con un fuerte abrazo, ella también esperaba que su jefe se fuera.

—¿Cómo estás? ¿Cómo se encuentra tu madre? —pregunto la rubia.

—Ahora mejor, ya ella se está recuperando y tiene que estar todo el tiempo vigilada, su operación no fue simple ni sencilla, necesita mucho reposo y sobre todo tranquilidad.

—Ya verás que pronto se pondrá bien.

Luego volvió a su lugar donde tenía muchas cosas que ordenar y donde pasaría todo el día poniéndose al corriente, cada cierto tiempo miraba la puerta de la oficina, sentía que su corazón se quería escapar de su cuerpo cada vez que pensaba en su jefe, quería ir abrazarlo pero sabia que luego se avergonzaria de cometer tal indiscreción.

El día paso con una lentitud agotadora, cuando se dio cuenta ya era momento de ir a casa, apago su computadora y solo esperaba a que su jefe se fuera para irse ella también, los minutos pasaban y no se dignaba en salir.

Se levantó y fue a ver si necesitaba ayuda en algo, golpeó una vez, no se oyó nada, golpeó por segunda vez y escucho un murmullo, entro de inmediato sin importar en que situación lo encontraría.

Se Tragó un jadeo cuando lo vio sentado en el suelo recostado por su escritorio, respiraba de forma no normal, se quiso acercar y lo hizo, casi tiro los mueble por la forma abrupta que corrió hacia él, tanto que Daemon se asustó y se tiró más para atrás.

Se detuvo de golpe y analizó su estado y es similar al que tuvo que presenciar cuando su madre discutió con su padre, pensó lo que una vez le dijo una profesional sobre esto, para que en futuras ocasiones no le tomara por sorpresa decidió buscar ayuda.

Lo miro y observó sus síntomas, primero se tranquilizó, respiro hondo y llego hacia el ahora más tranquila, y de forma pausada le hablo.

—Señor míreme, soy yo Dalma —la miro por un momento —tranquilo respiré hondo y con calma, yo estoy con usted, de su lado no me moveré.

Ella comenzó a respirar y exhalar como si le estuviera mostrando como hacerlo, unos segundos después él comenzó a imitarla y su respiración comenzó a volverse normal de apoco.
Después de unos minutos de respirar, ella le miró y le preguntó.

—Puedo... ¿abrazarlo? —el ya más calmado, la miro, la miro y luego asintió.

Lentamente, se movió para rodear su cuerpo con sus cortos brazos, se acomodó con tal que la cabeza de él quedara a la altura de su cuello, como estaban sentados se le fue un poco incómodo la postura, pero soporto lo suficiente para que Daemon estuviera bien.

—Quiere ir a otro lugar, por ejemplo aquí cerca hay un parque hermoso, hay muchas flores y tambien árboles le hará bien respirar aire puro, no se preocupe a esta hora, casi no hay gente o si le parece solo podemos caminar.

—No sé preocupé, señorita Valenzuela —hablo con tranquilidad —quiero ir a mi casa, usted puede irse a la suya, ya me encuentro mejor.

—Bueno, lo acompaño.

—No es necesario, no debe de sentir lástima por haberme visto así, esta fue la primera y última vez.

—Vamos, no sea gruñón, yo no siento lástima por usted, solo siento curiosidad por cómo es su casa, le promete que luego me voy.

Tampoco le dio mucha opción, ella ya se había sujetado a su brazo.

Cuando llegaron al auto, el chófer le abrió la puerta, pasaron alrededor de media hora cuando llegaron a un edificio enorme de quince o más pisos, cuando ingresaron todos los trabajadores lo saludaban con respecto y a ella la veían con asombro y curiosidad. En todo el camino no habían hablado, cuando ingreso al pedazo de departamento era incluso tres veces más grandes que el departamento que comparte con Mora.

—¿y? —pregunto él desde el sofá.

—yyyyy —respondió.

⭐️⭐️⭐️⭐️

Autora: Danna
Univers

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