Capítulo veintisiete: Ya te perdone, pero no abuses

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Al día siguiente Dalma despertó adolorida justo como le había dicho Daemon la noche anterior, su labio está más sensible y apenas se pudo cepillar, cuando se rozo sin querer rl recurdo de como Daemon se sensibilizo con ella y la ternura conque la veía hizo una sonrisa débil apareciera en su rostro, sus manos sienten la incomodidad en especial la derecha que es cual se había recalcado.

Fue al comedor donde se encontró con Mora comiendo dulce del pote en una esquina como una criminal y cuanto la vio hizo una mueca que rápidamente disfrazó en media sonrisa sarcástica.

-Santo cielos, Dalma tienes pinta de que alguien te dio una paliza, ¿ahora si me dirás lo que paso anoche?

-Si Espera a que me tome mis pastillas.

Pasaron unos minutos donde ambas se sentaron a desayunar.

-En resumen estaba en el trabajo, buscando unos archivos en un armario y como soy enana me tuve que subir a un banquillo, comenzó a sonar el celular en la mesa, tontamente creí que podría tomarlo...

-Te inclinaste y terminaste cayendo al duelo.

-Oye... ¿Cómo, como lo supiste?

-Te olvidas que eso mismo hiciste acá la vez pasada cuando estábamos colgando un cuadro y quería tomar el martillo desde la silla y terminaste en el suelo, pero por lo visto ahora es mucho peor, ¿cómo te hiciste eso en la mano y en la boca? tengo curiosidad.

-Si me dejaras terminar y no andar de adivina podría terminar de contarte, bueno caí sobre el escritorio y para no golpearme la cabeza, use mis manos de soporte y termine con un esguince, y el de la boca no sé cómo fue, luego Daemon me convenció de ir al hospital.

-¿Daemon? Yo no sabía que podrías decir el nombre de tu jefe, así como si fuera un amigo cualquiera y sin sonrojarte.

Solo la ignoro y fue a servirse un vaso de leche, pero ella seguiría con su interrogatorio.

-Y me imagino que te trajo él o me equivoco.

-Ya estás de adivina, mejor ponte un puesto y ganarás más que siendo secretaria.

-Ohhh hablando de trabajo me tengo que ir, ¿y tú? Que haces así, se te hace tarde para el trabajo.

-Me dieron el día libre.

-Mmm bueno, aprovecha y descansa, nos vemos más tarde.

Salió casi corriendo como siempre, dejando cosas tiradas a su paso, sus pantuflas, el paraguas que se encuentra detrás de la puerta, hasta el bote de la basura tiró.

Después de unas horas intentando poner orden el departamento, el timbre sonó con insistencia, fue animada pensado que era un paquete, pero en cambio cuando abrió quien se encontraba era Nicolás, y con una flor.

-Antes que me digas algo, vengo en son de paz, solo quiero hablar de algo importante.

Ella lo miró, analizó su estado y postura, después de un chequeo lo dejó pasar.

-¿Qué te sucedió? ¿Acaso tuviste un accidente? -pregunto al ver el estado de la chica.

-Fue algo menor que no viene al caso, ahora dime eso importante y vete.

Se lo notaba nervioso y un poco ansioso, quizás como tenía la intención de mostrarse sin máscara frente a ella temía el rechazo.

-Vine a pedir perdón por ser tan idiota, no estuvo bien lo que hice, pero en mi defensa es la manera que encontré para sentirme visible ante los demás, no es excusa y tampoco busco victimizarme, pero en mi familia soy invisible -hizo una pausa -a nadie le importó.

-Pero eso no te da el derecho de jugar con las personas, yo siempre fui sincera contigo y solo te serví para que agrandaras tu ego de conquistador.

-Cuando estaba contigo siempre fui honesto porque sentía que tú eras honesta conmigo, siempre me mimabas, nunca me pedías nada y siempre me hacías sentir especial y eso me llevó a sentir culpa por cómo todo comenzó.

-Pues tanta culpa no sentías cuando te carcajeabas junto a tu amigote.

-Ese no era yo, ese era mi falso ego hablando por mí, cuando era más joven las personas que se acercaban a mí solo lo hacían por interés y luego me botaban como si fuera basura, por eso luego decidí que no quería eso para mí y ahí decidí que quería que fueran a mí quien siguieran y supliquen por mi atención, ahí nació esto que soy, que por no perder este liderazgo hago tonterías que ni al caso, pero ya no me divierte esta persona en que me convertí.

-Y ahora digo, ¿por qué me cuentas esto a mí?

-Porque de todas las personas que se han acercado a mí, tú eres la única auténtica y honesta de a mi alrededor, por eso no me da miedo contarte y mostrarte mi verdadero yo.

Se le quedó viendo un rato, comprendiendo por qué actúa así, pero no aceptando su actitud.

-Mira Ahora estoy en otra etapa y no quiero guardar resentimiento, eso solo atrae malas energías y es lo que menos necesito ahora, estás perdonado.

Con una sonrisa se le fue a abrazarla.

-¡Quieto ahí! ya te perdoné, pero no abuses.

Cuando volvió a quedar sola nuevamente, el celular volvió a sonar indicando un nuevo mensaje.

Por un momento pensó que sería de su jefe y eso la emociono de una manera muy poco ético, pero no, era un mensaje del mismo número desconocido que antes ya la habría llamado.

"10, 9, 8..."

Solo eran tres numero como si fuera una cuents de atras hacia adelante, Ya esto perdió sentido y ya no parece una simple equivocación, quien sea algo está tramando.

Autora : Danna
Univers

El Ceo Que Compró Mi Virginidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora