Capítulo veinticuatro: Una disculpa y un perdón

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  La cena transcurrió de lo más normal, bebieron y rieron a no más poder recordando viejas anécdotas, luego los tres hermanos llevaron a su consentida a la casa, cuando llegó encontró a su amiga semidormida en el sofá del living, la despertó y la mando a su cuarto, pero la niña como es bien chusma quería saber que tal le fue.

Ya en su cuarto bañada y cambiada, se disponía a meterse en la cama, cuando recibió un mensaje que no esperaba y menos a esas horas.

Daemon, su jefe le pedía que baje que la está esperando, intrigada se vistió decentemente y cuando se disponía salir en silencio, era observada por su amiga, al llegar a la calle lo encontró como le dijo, estaba apoyado en su coche, vestido casual y sin su habitual peinado de gel, incluso se veía más relajado.

Camino unos pasos sin ser vista, pero al solo faltar varios paso, él levantó la mirada y ella se quedó en su lugar inmóvil.

—¿Señor? Que lo trae a estas horas a mi casa.

—Discúlpame si te molesto, pero no quería dejar que el tiempo pase, quería pedirte perdón por lo que paso hoy, ahora lo digo asi sin restricciones y con palabras como querias, no sé qué me paso, pero no volverá a pasar.

Era un poco confuso lo que le decía, pero al igual que él también ella se sentía confundida con su actitud.

—Señor no había necesidad, podría habérmelo dicho mañana, no tendría por qué venir tan tarde, ni siquiera era tan importante.

—Como te lo dije, no quería que pasara más tiempo, y para mi si es importante, no estaba tranquilo, no soy así y no quería dejar una mala impresión, como eso era todo, ya me voy.

Ella aún se encontraba parada en la vereda cuando él volvió a ingresar al coche con intención de arrancar el vehículo, iso todo ese recorrido solo por una disculpa que podría haberlo dicho mañana, para luego irse así sin más.

—Toma —dijo nuevamente —feliz cumpleaños, temía no llegar a tiempo, pero aún no son las doce, así que aún sigue siendo su cumpleaños, espero que le guste —Y sin siquiera dejarla reaccionar se fue.

Dalma aún desconcertada, quedo viendo como el coche desapareció en el cruce, entraba al departamento con el regalo en mano preguntándose porqué hace aquello que la deja confundida.

—Pero Dalma, qué buenas obras hiciste en tu vida pasada que estás rodeada de hombres guapísimo, quien era el del coche azul que se acaba de ir. —su amiga, que lo vio todo, no perdió tiempo para sacar más información.

—Mi jefe.

—¿Tu jefe? Yo quiero uno así ¿y qué hacía aquí tu jefe? ¿A estas horas?

—Es una larga historia.

—Pues yo estoy dispuesta a escucharla, mira ya estoy despabilada y sentada cómoda, vamos cuenta que hacía tu atractivo jefe aquí.

Tomo asiento, se trajo un vaso de agua y comenzó por el principio.

—Te haré un resumen, como sabes todo lo de la subasta y que luego entre a esa empresa a trabajar —la amiga asentía —primero como que chocamos un poco, pero luego su asistente se tomó sus vacaciones y me quedé a cargo, tuve que ir a una fiesta y ahí de la nada le dijo a su familia que yo era su novia…

—¿Novia? ¿Eres su novia?

—No, claro que no, lo hizo para deshacerse de su familia, pero ya luego no pude hablar, pues paso lo de mi madre y él se ofreció a llevarme, desde ahí como que tenemos una relación un poco más íntima y menos chocante.

—¿Se acostaron? Pero, si no eres su novia.

—Basta, no me interrumpas y no nos acostamos, lo dijo por el hecho de que nos consolamos y nos brindamos apoyo mutuamente en momentos de vulnerabilidad , él se encontraba en el hospital cuando mi madre sufrió el shock y me consoló y me ayudo en mi crisis.

—¿Y qué hacía ahí?¿te vigila?

—¡Ya! Si sigues así, ya no te cuento —hizo gesto de cerrar la boca —Luego me vendo las manos estando dormida, luego cuando volví a la oficina sufrió un ataque de pánico o de ansiedad no estoy segura, luego de que se calmara lo ayude a ir a su casa y cuando pensaba volver un fuerte temporal me lo impidió y como le temo a los truenos dormí en su cuarto.

—¿E hicieron algo más, o solo durmieron?

—Solo dormimos mal pensada, ya después volví aquí me cambié y me fui a la empresa, todo iba bien con la sorpresa de los chicos, pero entonces nos encontramos en el ascensor y me dijo que no haga más ese tipo de show porque incómodo a las personas.

—Se puso celoso, te vio rodeada de tres chicos guapos y le pico el bichito de los celos.

—No creo, para mí fue más de mal humor talvez le incomodo que yo haya quedado en su habitación y fue por eso que recién vino a pedirme disculpas y me trajo un obsequio.

—Naa eso fue por un arranque de celos y no cualquier jefe viene a estas horas a pedir perdón a un empleado y traerle un obsequio, si es así porque mi jefe no me pide perdón también, y déjame decirte algo, si mi jefe hiciera algo así sería muy raro.

Después quedaron unos minutos en silencio, cada una pensando en algo diferente.

—¿Y qué fue lo que te regaló? Ya lo abriste, déjame verlo también.

Tomo la cajita rosa, le quito el listón y en ella había un hermoso colgante de oro blanco, con una pequeña piedra roja brillante, no era para nada extravagante, más bien era sencillo y elegante totalmente de su tipo.

—Pero qué bonito, Mándale un mensaje y decile que te gustó, Seguramente está esperando a que lo diga.

—¿Crees que será una buena idea?

—Por supuesto que sí, no sea tontita y hacele ese mensaje para que duerma con una sonrisa.

Dicho y hecho, apenas Daemon recibió el mensaje de Dalma, sonrió y se acostó mirando una y otra vez el celular.

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Autora: Danna
Univers

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