Capítulo diez: Una mala primera impresión

103 5 0
                                    

Daemon llegó al edificio más ofuscado que de costumbre y nadie se atrevía ni siquiera a saludarlo, con decir que ni el elevador quisieron compartir con él, temían recibir un insulto con solo respirar el mismo aire. Desde muy temprano había recibido un mensaje con un número de cuenta, al parecer él no esperaba que jovencita no estuviera ansiosa por meter mano al dinero y desde luego se puso a pensar que lo del trabajo era un pretexto, solo era una fachada, lo utilizo para no quedar tan abiertamente expuesta, la escusa de ser honrada talvez ya le haya funcionado antes, ya la imaginaba saltando en una pata cuando le había dicho que no se acostaría con ella, quizás luego vuelva a intentar vender su virginidad si es que aún la tiene o si no ya buscará otra alternativa de conseguir dinero fácil

—Por un momento me dejé engañar —pensó en voz alta, cuando llego a su piso.

Eunice, que estaba buscando un lápiz que de le había caído, recibió un regaño mañanero.

Al entrar a su oficina, enseguida llamo a Federico.

—¿Dónde carajos estabas? —soltó apenas ingreso el recién nombrado.

—Lo siento, estaba con la chica que me reemplazará, porque el mal genio te caíste de la cama o que paso —este como no le teme como los demás se da el lujo de bromear en momentos serios.

—No empieces de chistosito, toma trasfiere esa cantidad a esa cuenta.

—¡Pero santos cielos! Porque tanto dinero acaso, es para una obra benéfica o algo así.

—Ojalá lo fuera, es para la mocosa que te hablé ayer, ¿te llamo? De seguro que no lo hizo, si ya desde temprano me envió su cuenta, quizás hasta se vaya de viaje.

—De hecho...

—No me importa, si no llamo mejor, no soportaría tener a una persona de su clase trabajando conmigo.

—Cuando dices de su clase, ¿a qué te refieres?

—No importa, ahora transfiere el dinero de inmediato, sino que es capaz de volver a enviar otro mensaje y juro que tiraré el teléfono.

Fede, no sabía si decirle o no a su jefe, después de todo si se entera se enojará mucho, pero, por otro lado, él no la conoce, no sabe su nombre y tampoco conoce su rostro, solo si le reconoce la voz, pero con lo ciego que es seguramente no se dé cuenta.

—Por favor te pido, que la chica que contrates tenga experiencia.

De inmediato Federico salió de la oficina, tantos años de amistad con Daemon le da garantía que si está de mal genio, es un pésimo día para estresarlo más.

Al llegar a la sala de juntas no podía creer que esa chica dulce y con muchas ganas de progresar sea una vividora como asegura su amigo, igual con el tiempo demuestre que el este equivocado o que le dé la razón.

—Dalma discúlpame es que llego el jefe y hoy particularmente no está de buen genio, te pareces si mañana te presento a él.

—Lo que pasa es que hoy salgo de la ciudad y vuelvo recién mañana, te parece si lo hacemos el lunes.

—Que lastima, pero si no puedes está bien.

Fed empezó a sospechar si lo que dijo Daemon podría ser real y quien lo asegura que su cara de niña buena solo sea una máscara y ahora que recibió el dinero ya no vuelva, no es que se sentiría triste, sino que ya no podría confiar en su buen corazón otra vez.

—¡FEDERICO ALEXANDER!

—Uhhh eso significa peligro, ya regreso cariño, toma más café si quieres.

Fue de inmediato, como alma que lleva el diablo hacia la oficina de Daemon.

—Te quiere ver —dijo en un tono serio que asusto a la chica.

—¿A mí? Pero me habías dicho que no está de buen humor, y si hago algo y me despide.

Estaba aterrada, era su primera vez y no tenía idea que hacer o que decir.

—¿Qué dices si le llevo un café? ¿Le gustará? —pregunto con inocencia que hizo que el hombre sonriera por sus palabras

—Puede funcionar, en la segunda puerta está la sala de café, le gusta fuerte y con un sobre de azúcar.

Decidida a dejar una buena impresión, tomo una taza, sirvió el café, se aseguró que el sobre que tomo sea de azúcar y luego con paso decidido y elegantemente se dirigió al despacho de su futuro jefe.

Pero, tuvo tan mala suerte la chica que al mismo tiempo que ella iba a ingresar, Daemon abría la puerta y con el susto termina perdiendo el equilibrio, cayendo así sobre Daemon, el café que llevaba terminó en las finas y caras prendas de su jefe, al estar ella arriba sintió todo y cada parte de la anatomía del hombre, empezó a escuchar unos quejidos y era él pudiendo que se levantara, pues había algunos objetos debajo de él que no era para nada cómodo, ella estaba en su ensoñación personal y lo oía como gemidos.

—¡Que te levantes! Acaso eres sorda, Tengo toda la Ropa sucia por tu culpa.

Se levantó casi de inmediato, y cuando estaba de pie, sintió una corriente de aire extraña recorrer su parte trasera, y al palparse, noto que su falda se había levantado con el movimiento de la caída.

En ese momento Federico llegó a socorrer, encontrando a su amigo empapado de café y la cara roja a punto de explotar.

—¿Alexander, quién es esta chica torpe? Que se vaya, no la quiero ver. —Gruñía su amigo y jefe.

—Ya le dije que lo sentía.

—Yo no escuche que en ningún momento me hayas pedido perdón. —atacó.

—No lo hice, bueno, los hago ahora, perdón no fue mi intención.

—No quiero tus disculpas, vete ahora no quiero verte, que te vayas acaso eres sorda.

—Daemon —este lo mira serio —no te puedes desquitar así con ella.

En sí sus palabras no tienen sentido, porque es con ella que está enfadado y se desquita con ella sin saber que es la causante, es una situación inusual.

—¿Quién es esa chica? ¿Alguna amiguita tuya? Ya te lo he dicho en esta oficina, no quiero ligues.

—¡Para! No es mi amiga, ella será tu asistente, no recuerdas que me pediste conocerla, pues ella quería generar una buena impresión y por eso te traía un café.

—Es una broma verdad, te dije que no quería alguien inexperto y ella lo es, me tiro café encima y ni siquiera sirve para pedir perdón, dile que el puesto ya le diste a otro y que se largue.

—No podrá ser.

—¿Por qué no? Aquí yo soy el jefe y digo lo que se hace.

—Ya le dije que el trabajo es suyo y acepto, no puedo decirle que no tiene el puesto, no es ético.

Daemon se encontraba colérico, es que hoy no es su día, lo estafan, le tiran café y su amigo no le hace caso.

Autora: Danna
Univers

(Si hay errores, prometo
Corregirlos una vez que
Termine de escribir)

El Ceo Que Compró Mi Virginidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora