𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐖𝐢𝐥𝐝𝐞𝐬𝐭 𝐃𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 (𝐓𝐫𝐚𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐨)

LXIV

Nota:

No habrá novedades la semana que viene. No puedo escribir los lunes, martes y jueves debido a una semana de reuniones de trabajo sobre la insolvencia. Las actualizaciones del fin de semana no se verán afectadas y todo volverá a la normalidad la semana que viene.

Arte de portada: Curbizzle

Capítulo 64

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A Jaune le resultó difícil comprender lo que estaba sucediendo. Su mente no dejaba de entrar y salir de la conciencia, no lo suficiente como para quedarse dormido y usar su Semblanza, pero tampoco lo suficiente como para estar completamente despierto. En los breves momentos de lucidez, percibía destellos de luz, explosiones, fuertes maldiciones y metal frío bajo su cuerpo. Más que eso, sentía un profundo agotamiento característico de las bajas reservas de aura. Había estado usando su Semblanza demasiado en muy poco tiempo, y el hecho de que Tyrian lo superara tampoco había ayudado.

«Estoy agotado —se dio cuenta—. Si me duermo y sueño, entraré en un aura negativa. La última vez que hice eso, sufrí un paro cardíaco...»

No habría nadie que pudiera salvarlo aquí.

Así que, con mucho esfuerzo y dolor, Jaune se obligó a aceptar el dolor y dejar que lo mantuviera despierto. A luchar contra ese suave y reconfortante impulso de cerrar los ojos y dejar que la inconsciencia lo invadiera. Concentrándose en el frío metal del suelo de un Bullhead, Jaune contó lentamente en su cabeza y ajustó su respiración a él, orientándose lentamente para que su cabeza dejara de dar vueltas en círculos.

Le tomó varios minutos de agonía, pero lo logró. Las semanas y meses de recibir golpes en los entrenamientos ayudaron, porque si bien Beacon hizo todo lo posible por tener en cuenta la salud y la seguridad, las conmociones cerebrales seguían siendo una lesión muy común en la clase de combate. El aura te protegía como una armadura, pero eso también significaba que muchas de tus partes blandas rebotaban en su interior, de ahí que la maza de Cardin fuera un arma viable.

Una vez que despertó, Jaune se agachó para intentar sentarse, pero resultó ser demasiado pronto. El pequeño aumento de altura lo hizo sentir mal y se desplomó contra la puerta de Bullhead, agarrándose con todas sus fuerzas y mirando hacia afuera.

Donde Cinder intentaba asesinar a Tyrian y Hazel.

«Lo hice —pensó Jaune, sin ganas—. Los volví unos contra otros...»

O bien, había encendido la cerilla y la había dejado junto a la yesca amontonada. Era obvio, por el sueño de Cinder, que ella nunca había tenido una verdadera lealtad hacia ellos y que solo estaba en esto por sí misma, por lo que los habría traicionado tarde o temprano. No era como si él la hubiera obligado a hacer algo que no estuviera ya planeando; simplemente la había convencido de que ahora era la mejor oportunidad. Y que él era su boleto al poder ilimitado.

En cierto modo, así era. Era mejor que ella tuviera su poder cerca que su jefe, que probablemente no sería tan generoso como para compartirlo. Nada de lo que había dicho en su sueño estaba mal, y el único aspecto engañoso era que alguna vez usara su Semblanza para ayudarla, porque la mataría sin dudarlo por lo que le hizo a Amber.

Pero si ella no podía tenerlo, nadie lo tendría.

Cinder tendría su poder o nadie lo tendría.

Su improbable salvadora de alguna manera se las arreglaba para enfrentarse a las dos personas y luchaba con el poder de la llamada doncella para lanzar rayos y viento como si fuera confeti.