𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 XIX

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Katsuki llegó a su casa. Abrió la puerta y gritó:
—¡Llegué a casa, bruja! —y luego sonrió— ¡Y también te traje una sorpresita!

El rubio de pelos en punta se sacó los zapatos mientras entraba, Izuku haría lo mismo y ambos caminarían por el pasillo, hasta que...

—No puede ser —dijo y ella soltó el jarrón de porcelana, tirando las flores y restos de jarrón por el suelo— Izuku... ¡Izuku! ¡¡Izuku!!

Este último no sabía cómo reaccionar, y menos cuando ella salió corriendo para abrazarle.

—¡Eres igualito a ella! —Mitsuki no podía contenerse, la emoción la sobrepasaba— ¡Estás gigante! Inko hubiera estado orgullosa de ti...

Katsuki entrecruzó sus brazos, estaba bastante satisfecho con la reacción de su madre. Él sonrió y siguió admirando la escena. En su segundo día en UA consiguió la meta que se había propuesto. Era todo un chambeador.
—Bien hecho —al escuchar eso, rápido Katsuki siente una mano sobre su hombro y al voltearse ve a su padre que había llegado del trabajo— Nunca pensé que lo conseguirías tan rápido.

—El futuro número uno no pierde su tiempo... —dijo sonriente, para luego voltearse hacia su madre e Izuku— ¡Oigan, muevanse!

—¡Aún no lo abrazo lo suficiente! —dijo Mitsuki mientras ahorcaba a Izuku.

Bakugo suspiró y luego los separó de ese tortuoso abrazo que le estaba dando su madre.

—Gracias —dijo Izuku recuperando el aliento.

—Vamos, vamos, el comedor es un mejor lugar que el pasillo... —diría Masaru empujando a su mujer mientras ella intentaba librarse y seguir con su abrazo— Ahí hablarán más claramente...

Izuku reiría nerviosamente al ver la escena mientras una gotita bajaba por su frente.
—Ella es así —dice Bakugo, quien estaba al lado suyo— Bueno, vayamos también —dijo siguiendo a su padre.

Ambos entrarían al comedor. Izuku y Katsuki se sentarían en los sofás individuales enfrente de la mesita de luz mientras Mitsuki y Masaru en el gran sofá del otro lado de la mesita.

Izuku estaba nervioso, su corazón latía. Su compañero le había contado que era algo importante, y que lo sabría todo al llegar. Por eso le pidió que no haga preguntas en el viaje.

Pero a medio viaje comenzó a dudar, pero cada vez que él veía esa foto, todo daba más vueltas en su cabeza. Y es que… él era idéntico aquella mujer.

El viaje fue eterno, pero estos segundos de puro silencio lo eran aún más…

¿Esa mujer sería algún familiar perdido? ¿Hermana o tía? Su padre no se veía joven, así que esa posibilidad nunca la descartó en su viaje.

Izuku tragó en seco, vió como poco a poco la boca de Mitsuki se abría… ¿Por qué era importante todo esto? Fue lo que pensó. En el fondo le asustaba lo que pudiera escuchar.

—¿Quién es esa mujer? —dijo Izuku interrumpiendo a Mitsuki antes que ella abra su boca— ¿Por qué se parece tanto a mi? ¿Inko era el nombre?

Mitsuki tomó una bocanada de aire y dijo:
—Si. Inko Midoriya. Fue una gran mujer y amiga…

—¿Fue? —dijo preocupado. Izuku sintió que metió la pata al preguntar con tanta confianza.

—Si. Fue hace catorce años, ¿te suena?

Izuku parpadeó unos segundos y luego se apuntó a si mismo.
—Es mi edad… ¡Espera! —luego frunció el entrecejo algo confundido— ¿Quién fue ella? —esa pregunta fue rápida, casi inentendible. A leguas resonaba la inseguridad del peliverde…

Quirk Demoníaco [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora