Isabella
Hace dos años...
Cuando conocí a Marco, mi vida cambió para bien. En él encontré un amigo y un confidente. Conocerlo fue una linda y bochornosa coincidencia: me encontró vomitando en el baño de una fiesta. Muy pocas veces acostumbraba a asistir a fiestas en territorio italiano. A pesar de tener una madre y un abuelo italianos, mi lealtad está del lado de la mafia albanesa, por mi padre, algo que me parece una estupidez. Esa noche me había escapado del departamento de Ian, se había puesto un poco violento a la hora del sexo, y cuando se quedó dormido, tomé la oportunidad para marcharme. Ir a casa no era una opción, no cuando la droga seguía en mi organismo, así que aparecí en la fiesta. Tomé más de lo que mi cuerpo podía soportar y me metí cualquier cosa que se me ofrecía, pero mi cuerpo tuvo suficiente y, de alguna forma, quería expulsar toda esa mierda. Apenas llegué al baño y terminé vomitándome encima. A los pocos minutos, la puerta se abrió de golpe y yo, medio inconsciente, lo vi. Él se quedó congelado en el umbral, viéndome fijamente. Después, solo negó con la cabeza y me ayudó a salir de ahí, no sin antes quitarse la camisa y ayudarme a quitarme la ropa manchada de vómito y cubrirme con ella.
Y nuestra amistad comenzó.
Marco Polo y yo teníamos los mismos gustos, incluso en hombres. Por tal motivo, comenzamos a pasar mucho tiempo juntos, y él trató de ayudarme a salir de la droga. También quería que saliera de esa relación tan tóxica que tenía con Ian, pero se rindió cuando se dio cuenta que todos sus consejos eran echados en saco roto. Además de que mi padre tenía tratos directos con el padre de Ian, siendo imposible no relacionarme más con él.
Ian, de alguna forma, se enteró de mi relación con él y la entendió mal; pensaba que entre Marco Polo y yo se estaba creando algo romántico. También odiaba que, desde que lo conocí, consumía menos droga. Odiaba que él estuviera perdiendo el poder sobre mí, pues él era quien me la daba. Debí alejarme de él.
Si lo hubiera hecho, nada de esto estaría sucediendo.
Estoy segura de que he cometido más infracciones de tránsito esta noche que en los últimos dos años desde que comencé a conducir. Voy a límite de velocidad, ignorando los altos y los semáforos en rojo. Nada de eso me importa, no cuando sé que Marco Polo puede estar corriendo peligro.
El corazón se me acelera cuando veo el edificio viejo en el que lo cité. Sin quitarle las llaves al auto, bajo y me adentro en él. Sigo las malditas voces y termino saliendo a la parte trasera del edificio. El estómago se me cae hasta la rodilla cuando veo la maldita escena. Marco Polo está en el piso recibiendo una paliza de Ian y sus amigos.
Corro en dirección a ellos.
—Basta, tienen que parar. Lo van a matar, Ian —jalo su brazo con el fin de detener la paliza que le están dando. No me atrevo a verlo fijamente, pues esto es mi culpa.
—Aléjate —me avienta, provocando que la capucha de la chamarra caiga —. Esto es tu culpa, puta.
—Tienes que parar —suplico. Un nudo doloroso se instala en mi garganta al ver a Santiago sostener una botella de licor y verter el líquido en el cuerpo de Marco Polo —. Por favor, Ian, te juro que él y yo no tenemos nada, solo somos amigos —Vuelvo a tomar su brazo y lo jalo, tratando de hacerlo entrar en razón —Vas a iniciar una guerra con los italianos —. Trato de irme por ese lado, a pesar de que los italianos y los rusos tienen una relación neutral, y se rumorea que el pakhan tiene tratos directos con ellos. Sé que eso importará muy poco cuando se enteren de que un ruso dañó a un italiano. Marco Polo es hermano de uno de los capos italianos más peligrosos.
Las manos de Ian ahuecan mis mejillas y me besa. Quiero alejarme, pero me quedo congelada. Se separa y luego saca un maldito sobre de coca. Mi boca se hace agua y lo veo sonreír con satisfacción.
ESTÁS LEYENDO
DESTROZAME +18 L.2 [TERMINADA]
RomanceIsabella tiene una cruz demasiado pesada sobre su espalda. Ramiro ya se equivocó una vez e hizo sufrir a una inocente. Esta vez no se va a equivocar y enmendará su error, e Isabella deseará no haber nacido.