Capítulo 14

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Isabella

—Valentino, me preocupa, Isabella —hace un mohín Mati —. Otra vez no quiere comer.

Ya somos dos.

El niño lleva tres días muy callado y retraído.

Me preocupa mucho que haya escuchado a Elena cuando se presentó en su colegio.

Me da terror acercarme a Valentino y preguntarle qué sucede. ¿Y si me dice que sabe lo de su madre? ¿Cómo debo actuar? ¿Qué debo decirle?

Es claro que no sé qué hacer con un niño de siete años y mucho menos sé qué hacer en situaciones como estas. Esto se lo dejo a Ramiro. Después de todo, él es el indicado para explicarle la situación, no yo. Pero aquí también radica el problema: no lo hemos visto mucho. Las cosas están demasiado tensas con los negocios y ataques. Ramiro apenas viene a dormir y sale de casa cuando el sol apenas se está poniendo.

—¿Qué debo hacer? —La miro, esperando que ella pueda iluminarme.

Se encoge de hombros.

De gran ayuda.

Dejo la taza de café en la barra de la cocina y voy en busca del niño de siete años que se ha ganado mi corazón en poco tiempo.

Toco una sola vez antes de abrir la puerta y asomar la cabeza.

Lo encuentro boca abajo, con las manos bajo su barbilla en la cama. Recargada en una almohada, está su tableta reproduciendo un video de Spiderman.

—¿Puedo pasar?

Asiente y se recorre, dándome espacio para que me siente en la cama.

—Isabella, en mi cumpleaños puedo tener una fiesta de Spiderman, por favor. —De nuevo esos ojos que me hacen darle todo lo que pide.

—¿Cuándo es tu cumpleaños?

—El veinticuatro de mayo —dice emocionado, y me siento un poco aliviada al ver una pizca de emoción después de estos días en los que parecía estar perdido en su cabeza.

Para su cumpleaños faltan ocho meses, demasiado tiempo.

Oh, quizás puedo hacerle una fiesta para levantar sus ánimos.

—¿No te gustaría tenerla antes? —Elevo las cejas y él se levanta como un resorte, me rodea el cuello y chilla emocionado.

—Sí, sí, sí.

Tendré que planear una fiesta lo más pronto posible.

Nunca he organizado una.

No puede ser tan complicado, ¿verdad?

Pero, primero, lo más importante.

—Vamos a comer algo —me pongo de pie con él en brazos. Jadeo y hago una mueca. El niño ha ganado peso y ya no me resulta tan fácil cargarlo —. Valentino, estás pesado.

Él niega divertido y esconde su cara en mi cuello.


Veo a Mati y Valentino pelear por un esmalte morado. Mati es unos años mayor que yo, pero justo en este momento pareciera que es de la edad de Valentino.

Disimuladamente, abro la aplicación de la cámara en el celular y les tomo una foto. En ella, Valentino está de brazos cruzados con el entrecejo arrugado y Mati le está sacando la lengua; se ha quedado con el esmalte.

—No me gustas como mi niñera —refunfuña Valentino.

Miente. En el fondo, adora tener a Mati en su vida. Su relación se basa en pelear y dedicarse muecas. Eso le divierte al niño.

DESTROZAME +18 L.2 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora