Capítulo 11

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Isabella

Ramiro está raro.

Su comportamiento conmigo ha dado un giro tan drástico que es como si fuera otra persona.

Esta última semana ha sido un poco extraña, empezando con el hecho de que no he ido a trabajar. Tal parece que las cosas están un poco tensas, por lo que he tenido que quedarme en casa.

Mi esposito teme que se repita otro altercado como el de hace una semana y que yo corra riesgo. Sus palabras fueron:

—No pienso arriesgar que se salga de control y tú salgas afectada.

¿Mi esposo preocupado por mi bienestar cuando su mejor amigo casi me manda al otro mundo y él no hizo nada? Pff...

Pero eso no ha sido lo más extraño; lo extraño es cómo no parece saber lo que es el espacio personal y ahora lo invade todo el tiempo, ya sea para tocar mi mano, rozar uno de mis muslos, sujetar mi cintura o respirar mi shampoo. Mi cara debió ser un poema cuando una mañana se acercó a mí y enterró su cara en mi cabello, aspirando mi olor.

¿Me han cambiado a Ramiro?

A pesar de ese cambio tan agradable, no he bajado la guardia. Estoy esperando el golpe.

Ramiro cambia de personalidad como cambia de traje. Comienzo a sospechar que padece de bipolaridad.

¿No podía el destino juntarme con alguien que no fuera tan cambiante?

—¿Isabella? —La vocecita de mi niño favorito me hace volver a la realidad. Parpadeo un par de veces y lo veo fijamente.

—¿Qué sucede, cariño?

—¿Es necesario que asista a este colegio? —Señala con la barbilla el lujoso colegio al que comenzará a asistir.

Fue una hazaña encontrar un colegio que pudiera recibirlo ya con más de medio ciclo escolar empezado. Además, teníamos que asegurarnos de que cumplieran con todas las medidas de seguridad para que Valentino estuviera seguro, y con esto me refiero a que permitieran que sus guardias de seguridad estuvieran con él en todo momento. Estaba la opción de mandarlo a un internado. Ramiro lo sugirió cuando me encontró en la cocina junto a una tableta buscando colegios. Mi cara de indignación lo hizo guardar silencio y fingir que no había dicho nada.

—Creo que es necesario que no esté encerrado todo el día en casa. Te vendrá bien asistir a un colegio y hacer amiguitos. —Sujeto su mano, que está hecha un puño.

—¿Crees que voy a hacer amigos? —Sus ojos se llenan de lágrimas no derramadas y su labio inferior tiembla.

—Claro que sí, todos querrán ser amigos de un niño tan guapo. —Su risa sale como un sollozo y las lágrimas se derraman por esas regordetas mejillas. El corazón se me rompe y lo jalo a mi regazo para abrazarlo. No tarda mucho en devolverme el abrazo —. Si esos mocosos te tratan mal, vamos a esconderles sus loncheras.

Su risita traviesa llena el espacio de la camioneta.

—Gracias, Isabella. Te quiero. —Ahora soy yo quien está a punto de llorar.

—También te quiero, Valentino. Bajemos para que puedas ingresar.

Un poco más tranquilo, asiente y esperamos a que la puerta del auto sea abierta. Primero baja Valentino y después yo. Los cuatro guardias que nos acompañan nos rodean y tengo que contener las ganas de voltear los ojos.

Me despido con un gran abrazo de Valentino y lo veo desaparecer con los dos grandulones tras él.

Las ganas de llorar vuelven a llegar. ¿Así es como se sienten las mamás cuando llevan a sus hijos a su primer día de clases?

DESTROZAME +18 L.2 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora