XII

62 4 0
                                    

Sarín.

Deban.

Estaba sentado en el borde de la cama, mirando como mi esposa cuidaba a nuestros hijos tenía marcas, por el cuello y también en sus muslos, y si lo lamento, pero se ve tan, pero tan bien con esas marcas.

Las maletas estaban empacadas y lista para ir a Grecia, listo para ir a casa, el cabello de Elena llegaba hasta su cintura y talvez más abajo, Sofía era su exacta copia, se parecían tanto.

__¿Cuando partimos?.

__En la madrugada__respondi al posar mi mano en su pelo.

Elena solo medió una sonrisa y siguió con lo que estaba haciendo, me pare de la cama y me diriji hasta la parte de abajo en dónde estában Alex y Deo , con sus hijos, sentados en el sofá, por que por más estúpido que suene para algunos, era mejor tener a nuestros hijos Larissa que con nosotros,  pero para alguien cuya familia es lo más importante nuestros hijos debian estar aqui.

Baje las escaleras y me diriji hasta la puerta, ese era mi destino esperaba a Dereck o Iker, puesto que decidimos irnos a lugares diferentes tenía que esperar cualquier información que fuesen a dar. Abri la puerta y todos y cada uno de mis hombres se encontraban en el suelo, estaban muertos, sangrando o convulsionando.

Mierda.

__Alex Cierra las ventanas y deja a los niños en una ala cerrada.

Era un maldito gas tóxico o peor aún, el punto es que no sabía que diablos era, no sabía que diablos atacaba a mi familia. Dereck e Iker llegaron con un equipo, de contención, buscaron por la casa entera, nos desinfectaron, y mientras buscaban la causa de tantas muertes, encontraron otra carta.

"Paso a paso me voy acercando, y la tendre y juró que are, que quieras arrancarte los ojos en ese instante".

Y lo más impactante e importante, la maldita carta contenía sarín, hice que revisarán otra vez a todos en la casa, pero nadie estaba mal, aparte claro de los ya muerto, era una declaración, ese hijo de puta quería jugar,y lo iba matar antes de que el acabara conmigo.

Mi dulce mafioso IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora