Saludó a Hanyu con todo el entusiasmo que pudo reunir en su interior, procurando ignorar el enfado porque Jisung no estaba.
Estaba molesto porque nadie le había dicho nada, pero también consigo mismo por haberlo dado por sentado. Se había olvidado de que Jisung solo estaría allí el tiempo que Hanyu estuviera de baja por paternidad. Y ese tiempo se había acabado.
Fue directo a su oficina sin detenerse a hablar con nadie más. No tenía ninguna reunión ni grabaciones ese día, así que podría trabajar desde allí sin que le molestaran. Joder, estaba tan enfadado que se sintió estúpido porque sentía que no podría volver a verlo nunca más.
Sacudió su cabeza encendiendo el ordenador. Se perdería en su trabajo hasta que se calmara, y entonces indagaría un poco más sobre el tema. De todos modos, Jisung seguiría trabajando en la compañía, aunque no fuera en su mismo departamento.
Sabía que no tenía que importarle tanto, que no tenía que molestarse por no verle.
Un par de horas después, unos golpes en la puerta le sobresaltaron. Por una milésima de segundo se sintió esperanzado de ver la sonrisa que más quería ver ese lunes, pero en su lugar, estaba Hyunjin.
–¿Va todo bien, Minho? Llevas aquí encerrado toda la mañana –Se acercó y tomó asiento en la silla frente al escritorio.
Él suspiró. No quería decírselo.
–Sí, ha sido un fin de semana duro, ya sabes –Salió por la tangente. Tampoco era tan descabellado considerando su conversación del viernes.
–Me lo imaginaba... Al menos Hanyu ha vuelto y volvemos a estar todos –Un amago de sonrisa hizo que Minho se sintiera revuelto.
¿Acaso era el único que pensaba en Jisung?
–Sí... supongo que sí –no lo miró a la cara–. Perdona Hyunjin, pero tengo que terminar unas cosas.
–Claro, no te molesto–se disculpó y salió sin decir nada más.
El dolor de cabeza le estaba volviendo loco. Abrió el cajón de su escritorio, allí donde estaba el regalo que le había hecho Jisung: la colorida taza impoluta que no había usado ni una vez. ¿Pensaría él que, en el fondo, no le había gustado?
La cogió entre sus manos, girándola para ver las iniciales de Jisung en la base.
No levantó la vista cuando volvieron a tocar la puerta, dando por sentado que Hyunjin había vuelto. Dejó la taza con cuidado en su sitio antes de hablar.
–Hyunjin, ¿qué pas– no acabó la pregunta.
–Minho, perdona –La amable sonrisa, los brillantes ojos. Aquel perfume que tanto temió haber perdido.
Iba vestido con su característico estilo urbano, una camiseta ancha sobre los vaqueros oscuros. Su figura invadió todo el espacio posible en la sala, incluso el aire de los pulmones de Minho.
–Jisung, hola –sonrió de vuelta, la primera sonrisa genuina del día.
Se odió a sí mismo por el alivio que sintió. Sabía que no era bueno, que solo le traería problemas. Pero no podía parar.
Jisung se acercó a su mesa y dejó la taza de café recién hecho, como todos los días durante los meses que había estado allí.
–Pensé en traerte un café de despedida –no lo miraba a la cara, pero Minho pudo ver el leve sonrojo en sus mejillas.
–Oh –fue lo único que pudo decir.
–Siento mucho lo del fin de semana –comenzó apresurado Jisung, mirándolo con vergüenza–. Me pasé de la raya de nuevo, lo siento.
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Chasing the light ~ Minsung
FanfictionLos principios por los que Lee Minho rige su vida, se ven tambalear por la presencia de una persona en su entorno. Y debía evitarlo a toda costa. ¡¡Advertencia!! En este fic se nombran situaciones como la autolesión, infidelidades, pornografía, abus...