Capítulo 10.

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Este capítulo es enorme, pero no lo quería cortar. 

Espero que os esté gustando "Chasing de light". 

Un abrazo, Vics.

El domingo por la mañana se despertó con un mensaje de buenos días de Jisung, acompañado de una foto de su desayuno: un americano y un pedazo de tarta de queso. Sonrió como un estúpido a la pantalla y decidió sacarse una foto tapado con las mantas hasta la nariz.

Jisung le envió un montón de emojis con ojitos de corazones, haciéndolo reír de nuevo.

Y entonces se acordó: el regalo del amigo invisible.

No quería regalarle cualquier estupidez que encontrara por internet, así que pensó que podría comprar una libreta de esas elegantes y caras para que escribiera sus canciones. Tal vez incluso un bolígrafo bonito. Más tarde, cuando estaba preparándose el almuerzo, tuvo la brillante idea de cocinar para él.

Le encantaba cocinar para sus amigos, pues así sentía que cuidaba de ellos cubriendo una de sus necesidades más básicas. Su terapeuta le había dicho que uno de sus lenguajes del amor era "actos de servicio", lo que cuadraba mucho con su trayectoria.

Hacía tanto tiempo que no pintaba, que cuando decidió hacer una tarjeta para la invitación, ya con todos los materiales delante suyo sobre el escritorio, su mente se cerró. Suspirando, paseó por su habitación hasta llegar al mueble donde guardaba toda su artillería artística y cogió su último cuaderno de dibujo.

Al abrirlo, fue como viajar al pasado: decenas de poesías repartidas sin orden por las páginas; garabatos sin sentido que terminaban siendo más grotescos que agradables; las salpicaduras de sus lágrimas sobre rotulador acuarelable mientras escribía miles de palabras que le herían.

Conforme pasaba las páginas, se encontró a sí mismo sonriendo. Lo lúgubre daba paso a algo más delicado, pequeños paisajes cubiertos de verde, en los que poco a poco, comenzó a pintar flores. Algunas por allí, otras por aquí. No tenían sentido, pero las palabras se fueron tornando positivas, alentadoras. Se había olvidado de tantas cosas, tantas esperanzas quedando enterradas en una tierra que ya no era fértil.

Pero en su interior, sabía que eso ya no tenía importancia. Joder, hacía más de un año ya que nada de eso tenía importancia.

Volvió a sentarse en su mesa. Solo tenía que pintar algo simple, no tenía que ser una obra maestra. Se acordó de los cuadros que un día hubo en casa de sus padres, pegados con cinta de doble cara a los azulejos de la cocina. En ellos podían verse escenas de diferentes cocinas, diferentes distribuciones. En todos había una ventana, por lo que dejó que la idea tomara forma en el papel.

Cuando terminó, sonrió: le había quedado mejor de lo que esperaba. La calidez de los colores resaltaba el rojo de los tomates en una cesta de mimbre sobre la encimera, bajo la luz del sol que se colaba por la ventana. La dejó apartada en una esquina para que se secase y recogió sus cosas.

Buscó por internet libretas moleskine, que recordaba eran las de mejor calidad del mercado. Encontró una que le encantó, inspirada en las pinturas de Van Gogh. No lo pensó y la encargó. Con suerte, llegaría durante la semana.

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Chasing the light ~ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora