Chasing the light ~ Minsung

Capítulo 7.

Sábado por la mañana.

La alarma lo despertó de un sueño demasiado vívido. Sudando, salió de la cama a trompicones. Se quedó de pie en su habitación, respirando agitado.

No quería, pero se miró la entrepierna. El roce de los pantalones largos de pijama le dolía. Estaba sensible, necesitado.

Había tenido un sueño húmedo con Jisung.

Se metió en la ducha sin preocuparse de coger ropa limpia. Abrió el agua y siseó cuando el frío le caló en los huesos; estaban a finales de noviembre pero él estaba ardiendo. Aún así, no conseguía que se le bajara la erección y simplemente cedió ante lo que había soñado.

Dejó que su mente vagara por las imágenes de los rosáceos labios de Jisung rodeándolo, chupando su pene. Jadeó cuando recordó la sensación imaginaria de sus finos dedos abrirse paso en él sin sacarle de su boca. Llevó los suyos propios haciendo presión allí, trayéndole a la realidad.

Se corrió pensando en él.

Terminó su ducha y salió como un hombre nuevo. Más relajado. Sintió que tendría menos probabilidades de cagarla si no pensaba en sexo.

Se vistió con algo calentito y sus fieles botas para evitar que se mojaran sus pies con el aguanieve que caía ese día. Cuando miró el reloj, se dio cuenta de que iba ajustado de tiempo, así que salió sin más miramientos cogiendo un paraguas.

Llegó a la cafetería, un local pequeñito y acogedor.

El olor de los croissants recién hechos le recordaron que no había podido desayunar nada, pero antes de pedir, escaneó el lugar buscándolo. Lo encontró en una de las mesas más alejadas, inclinado sobre su móvil. Sonrió involuntariamente y Jisung levantó la vista, replicando su expresión.

–Siento llegar tarde –Se disculpó Minho–. ¿Has pedido ya?

–Tranquilo, hyung, solo han sido cinco minutos –Le sonrió de nuevo–. Te estaba esperando para pedir.

Juntos fueron al mostrador. Jisung pidió un americano helado y un new york roll de tarta de queso. Minho seguía sin sacarse de la cabeza el aroma de los croissants, así que pidió uno y un latte calentito. Jisung no lo dejó pagar, apresurándose a pasar su móvil por el lector de tarjetas antes de que a Minho le diera tiempo de quejarse.

Volvieron a la mesa con su pedido y Minho se sintió tranquilo.

–¿No hace un poco de frío para tomar un americano helado? –preguntó removiendo su café.

–Muchos se preguntan lo mismo –respondió Jisung con una sonrisa ladeada–. Solo así me gusta.

–¿Muchos eh? –Lo dijo tan bajito que esperó que él no lo hubiera escuchado.

Pero su risa le indicó que, en efecto, lo había oído.

–Quería disculparme otra vez, por el mensaje de fiesta–comentó Jisung.