Trece años después.
Lee Minho recuerda los momentos exactos en los que su vida cambió para siempre.
Los momentos en los que su corazón latió con tanta viveza, que sintió que le saldrían alas y volaría fuera de su caja torácica.
No es que todo hubiera sido color de rosa los últimos años, pero comparar los buenos momentos con los malos lo dejaba con una sensación incómoda, como algo que no se debía hacer.
Era como comparar un día cualquiera con el momento en el que Jesús miró al cielo, hablando con su padre frente a la tumba de un muerto y le dio las gracias en voz alta por haberlo oído como siempre hacía, para que la gente de Betania lo creyera antes de abrir la tumba y decir "¡Lázaro, sal de ahí!".
Era inconmensurable.
Minho miró las velas pinchadas con cuidado sobre la tarta de pudín que habían preparado sus amigos, el brillo de las llamas era lo único que iluminaba la sala. Cerró los ojos, pidiendo el mismo deseo que había pedido el día que cumplió treinta años: "deseo que la tranquilidad no me abandone nunca".
Ese deseo se había cumplido con creces desde aquel día.
Y todo gracias a Jisung.
Desde que él había aparecido en su vida, todo había cambiado.
Minho recordaba con viveza la primera vez que le había dicho que lo quería, al cabo de unos meses de haberle confesado que estaba enamorándose de él. Jisung lo besaba con cariño tras haberle regalado unos peluches que los representaban: un conejo y un quokka. Al separarse de él, Minho se perdió en sus ojos, como había hecho tantas veces antes. De sus labios se escapó un "te quiero" antes de que pudiera procesarlo.
Era la primera vez que lo decía primero.
Las otras veces, había tenido miedo de que no fuera recíproco y se había reprimido.
Pero Jisung le dio una de esas sonrisas capaces de iluminar la noche más oscura, y le susurró un "te quiero, hyung", antes de seguirlo besando, con más intención esa vez.
También recuerda con algo de tristeza la primera vez que Minho le presentó a sus padres. Jisung fue capaz de traspasar la coraza de su padre con una simple conversación sobre música, y su madre había mirado a Minho con esos ojos tan especiales. Los mismos que le dedicó la primera navidad que fue a casa tras haberlo conocido, como si hubiera sabido desde aquel momento que había algo diferente en él.
Era triste verdaderamente, porque no podían estar juntos mucho tiempo, y Minho sentía que se le acababa el tiempo con sus padres. Aunque no estaba seguro de cómo gestionarlo.
Por eso, unos años atrás, habían decidido volver a vivir en Corea, cogiendo todas sus cosas y dejando atrás la vida que habían construido en Japón para empezar de nuevo. Porque nunca era tarde para intentarlo.
Jisung había tenido la idea a pesar de que, la vez que llevó a Minho a conocer la tumba de sus padres en su ciudad natal, lo había visto llorar por primera vez en su vida.
La primera casa que alquilaron juntos en Osaka se convirtió en un nido de amor al que Minho regresaba con ganas, expectante de encontrar recuerdos de su relación en cada una de las paredes; en las mantas del sofá; en Soonie y Doongie acurrucados sobre los cojines de su cama.
Las mañanas se convirtieron en una rutina que no le pesaba, y en un set de tazas de café a juego que hicieron juntos cuando Jisung lo llevó a un taller de cerámica.
Minho recuerda el día en el que se fueron juntos de vacaciones a Italia, caminando de la mano por las calles adoquinadas y disfrutando de la calidez del verano. Tiraron monedas en la Fontana di Trevi y él no pudo sino desear que sus manos siempre estuvieran unidas.
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Chasing the light ~ Minsung
FanfictionLos principios por los que Lee Minho rige su vida, se ven tambalear por la presencia de una persona en su entorno. Y debía evitarlo a toda costa. 🥉TERCER PREMIO🥉 En los Clover Awards 2024 en la categoría de Fanfic. ¡¡Advertencia!! En este fic se n...