three

1.2K 154 0
                                    

Lando no era una persona precisamente paciente. Era conocido por todos como alguien soberbio, necio y caprichoso. Y ahora, que se había acabado su fiesta y que media parrilla se encontraba alcoholizada y dormida alrededor de toda su casa, su poco autocontrol estaba siendo puesto a prueba. Lo que definitivamente lo descoloco, fue encontrar a Sergio Pérez en el baño de su habitación mientras se mojaba el rostro. Lando ni siquiera sabía en qué momento había llegado el mexicano a su fiesta.

-¿Checo? -preguntó el británico con confusión, viéndolo desde el marco de la puerta.

El mexicano volteó a verlo, notablemente en estado de ebriedad, pero lo suficientemente consciente para reconocer a Norris. Checo no respondió, tan solo rodó los ojos y regresó su vista al espejo, ignorando completamente al británico, lo que hizo enojar a Lando.

-¿Qué mierda estás haciendo aquí? -preguntó ahora con hostilidad.

Checo continuó callado y, sin ánimos de discutir con un niño mimado, caminó fuera del baño, chocando su hombro con el de Norris. 

Lando, fastidiado por la actitud del mexicano, detuvo a Checo de la muñeca, impidiéndole dar un paso más.

-Escúchame bien, Pérez... -con un movimiento brusco, Lando hizo que el mexicano diera media vuelta, quedando de frente, impactado al ver a Sergio con una lágrima cayendo sobre su mejilla-. ¿Estás bien? -preguntó en un susurro.

Nuevamente Checo no respondió, preocupando de verdad al británico, pero antes de poder hacer cualquier otro movimiento o hacer alguna otra pregunta, Checo caminó como zombi a la cama del joven piloto, sentándose sobre ella, mientras miraba directamente a una pared, como si fuera lo más interesante del mundo.

Lando no sabía qué hacer, pero definitivamente no quería dejar solo a Checo, por lo que, con mucha sutileza, se acercó a la puerta de la habitación, cerrándola con cuidado, evitando miradas curiosas. Después, se acercó a un sofá individual cerca de la cama y se sentó sobre este, viendo directamente al mexicano.

El silencio dentro de la habitación no era incómodo; al contrario, era cómodo y hasta cierto grado, para ambos, relajante. Lando no sabía por qué el mexicano se encontraba triste, pero de alguna forma, provocaba que el mismo Lando se sintiera triste. Quería engañarse diciéndose que era solo por ser compañeros, que era una empatía común y corriente que cualquier persona tendría por otra persona. Pero era de Lando Norris de quien hablábamos, y aunque no era una mala persona, no había demostrado empatía por el piloto mexicano durante toda su carrera en la F1, o bueno, en casi toda su carrera. Los primeros años de Lando habían sido muy diferentes; su relación con Checo se había basado en respeto y admiración, una camaradería cordial que había escalado a una amistad. No fue hasta el tercer año de Lando en la F1 que Checo comenzó a notar un distanciamiento por parte del más joven. Al principio, no lo catalogó como algo grave, pero se vio equivocado cuando en las entrevistas de Lando, se vio enredado en malos y despectivos comentarios hacia su persona. Checo quería enfrentarlo, preguntarle por qué lo hacía, pero en ese momento iba iniciando su relación con Max, quien le había aconsejado no hacer nada, creyendo que sería mejor ignorarlo.

Checo no sabía la razón del comportamiento infantil del británico. Lando tampoco lo comprendía con totalidad, es decir, tenía una clara idea de a qué se debía, pero no entendía por qué actuaba de esa manera.

Lando sabía que estaba enamorado de Checo, y cuando lo había aceptado y se había armado del valor suficiente para dar el paso con el mexicano y pasar de una amistad a algo más, su compañero de escudería en ese momento, Carlos Sainz, le había hablado de cierto nuevo romance entre Pérez y Verstappen. Esa información había sido la peor noticia que Lando había recibido en mucho tiempo. Se sintió completamente fatal, pero había decidido actuar con madurez. Creía fielmente que sería mejor tener a Checo como amigo que ser nuevamente solo uno más de sus compañeros de la parrilla, pero la primera vez que vio a Checo ser cariñoso con alguien más que no era él, su molestia lo llevó a tratar mal al mexicano. Al principio, eran cosas simples, pero verlo todos los días pegado como garrapata a Verstappen, lo hizo marcar un distanciamiento con el mexicano. Ya no contestaba sus mensajes, lo evitaba cada que lo veía en el paddock, ya ni siquiera lo saludaba. Cuando se dio cuenta de su error, Lando quiso volver a acercarse, pero ahora era Checo quien se alejaba de él. Al final, y como una medida desesperada por volver a tener la atención del mexicano sobre él, comenzó a hablar mal sobre Checo en entrevistas.

-Creo que debería irme -habló el mexicano, interrumpiendo los pensamientos del británico.

Lando no respondió, tan solo fijó su vista en Checo viendo cómo seguía sentado sobre su cama. No se quería ir, era claro para el británico. 

Tomando un poco de iniciativa, Lando se levantó del sofá y se acercó a donde se encontraba un televisor y una consola de videojuegos, casi no la usaba, pero sabía que hoy le iba a servir.

-Acabo de instalar un nuevo videojuego -mintió Norris, prendiendo todo el equipo-. ¿Te gustaría jugar conmigo? -preguntó, volteando a ver al mexicano mientras le extendía un control de mando.

Checo sonrió sin mostrar sus dientes, agradeciendo el pequeño gesto del británico y, sin poner excusas, se levantó caminando a donde el joven piloto se encontraba.

Sigues con él  | Checo & Lando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora