El fin de semana en Italia fue aún más perfecto de lo que Lando imaginaba. Checo había planeado cada detalle con precisión. La casa de campo en la que se hospedaron era espectacular, rodeada de colinas verdes y un aire fresco que hacía olvidar cualquier tipo de estrés. Cada mañana empezaban con masajes en un spa lujoso, seguidos de comidas preparadas por un chef privado que hacía que Lando se sintiera como un auténtico rey.
-¿Estás seguro de que no te has organizado esto solo para distraerme porque sabes que te voy a ganar el campeonato? -bromeó Lando una noche, mientras disfrutaban de una cena bajo las estrellas.
Checo río, sabiendo perfectamente que el estrés que Lando mencionaba no tenía nada que ver con el campeonato.
-Tal vez -respondió con una sonrisa cómplice-. Pero lo único que realmente me tiene distraído es cómo mantenerte contento.
Lando rio, tomando la mano de Checo y besándola suavemente.
-Bueno, si me haces ganar el campeonato, estaré más que contento -respondió en tono juguetón.
Aunque ambos seguían bromeando sobre la competencia entre ellos, Lando no podía evitar pensar en lo que realmente le preocupaba, su propuesta. Pero, mientras observaba a Checo sonriendo y disfrutando de cada momento del fin de semana que había planeado, Lando sintió una certeza aún mayor. Todo lo que estaban viviendo solo le confirmaba que quería pasar el resto de su vida con Checo.
[...]
Después de la cena, decidieron dar un paseo por los alrededores de la casa. El cielo estaba despejado, y las estrellas brillaban intensamente sobre ellos. La brisa fresca los envolvía mientras caminaban de la mano, disfrutando del silencio y la tranquilidad del lugar.
Checo, en un arranque de impulso, se detuvo y tomó a Lando por la cintura, atrayéndolo hacia sí. Lando lo miró con una sonrisa, pero antes de que pudiera decir algo, Checo lo besó apasionadamente, sus labios moviéndose con urgencia, como si quisiera capturar todo lo que sentía por él en ese momento.
El beso se profundizó, y Lando sintió cómo el calor subía en su cuerpo. Era como si todo el estrés de las últimas semanas se desvaneciera en ese instante, reemplazado por un deseo incontrolable por Checo. Las manos de Checo se movían lentamente por su espalda, bajando hasta su cintura, mientras sus cuerpos se pegaban cada vez más.
-Sabes que no solo te estoy llevando aquí para que te relajes, ¿verdad? -susurró Checo, con una voz baja y ronca, mientras sus labios rozaban la oreja de Lando.
Lando soltó una risa suave, sabiendo exactamente a qué se refería Checo.
-Ah, entonces este es el verdadero plan -respondió, en tono juguetón.
-Siempre hay un plan, princesa -murmuró Checo, antes de volver a besar a Lando, esta vez con más intensidad.
El aire alrededor de ellos parecía cargado de electricidad. Lando, con las manos en el pecho de Checo, sintió cómo su corazón se aceleraba, y la chispa entre ambos se encendía aún más. El mundo desapareció, dejando solo el deseo que sentían el uno por el otro.
Sin decir nada más, ambos comenzaron a caminar de regreso a la casa, con sus manos entrelazadas y sonrisas cómplices en sus rostros. Sabían exactamente cómo terminaría esa noche, y la pasión que los unía era tan fuerte como siempre.
Lo que había empezado como un fin de semana relajante se transformó en una confirmación de lo que ambos ya sabían, su relación era profunda, sólida, y estaba llena no solo de amor, sino también de una intensa pasión que compartían. A medida que se acercaban a la casa, el silencio entre ellos estaba cargado de anticipación, y cada mirada, cada toque, solo aumentaba la tensión que se había acumulado.
Entraron a la casa y, sin intercambiar más palabras, Lando sintió cómo Checo lo empujaba suavemente contra la pared, atrapándolo en un beso ardiente. Las manos de Checo exploraban su cuerpo con confianza, sabiendo exactamente cómo encender esa llama que siempre ardía entre ellos. Lando respondió con la misma intensidad, sus dedos enredándose en el cabello de Checo, sus cuerpos acercándose aún más hasta que no había espacio entre ellos.
-Creo que el estrés ya se fue -susurró Lando, sin aliento, mientras se separaban solo lo suficiente para hablar.
Checo sonrió contra sus labios, dejando un suave mordisco en su labio inferior.
-No ha hecho más que empezar, princesa -dijo en un tono bajo y provocador, antes de volver a tomar sus labios en un beso profundo.
Esa noche fue una mezcla de ternura y deseo, donde ambos se entregaron por completo el uno al otro, como siempre lo hacían. Era en momentos como ese cuando Lando se daba cuenta de lo afortunado que era por tener a Checo en su vida. La pasión, la conexión física y emocional, y el amor que compartían no solo los unía, sino que reforzaba lo que ya sabían: estaban destinados a estar juntos.
Después de que la intensidad de la noche comenzara a calmarse, ambos se quedaron recostados en la cama, con las luces tenues del cuarto iluminando sus rostros. Lando, con la cabeza apoyada en el pecho de Checo, escuchaba el latido constante de su corazón.
-Eres todo lo que necesito -susurró Lando, casi sin darse cuenta, mientras jugaba con los dedos de Checo.
Checo sonrió suavemente, acariciando el cabello de Lando.
-Y yo nunca he sido más feliz que contigo.
Mientras las horas de la noche pasaban, Lando sabía que, después de todo lo que habían vivido juntos, su decisión era más clara que nunca. La propuesta que había estado planeando era solo una formalidad, porque en su corazón, Lando ya sabía que Checo era el hombre con quien quería pasar el resto de su vida.
Y mientras Checo dormía a su lado, Lando sonrió, convencido de que, cuando llegara el momento, la respuesta sería un sí rotundo. Estaban destinados a estar juntos, y nada en el mundo, ni la competencia ni los desafíos, podría cambiar eso.
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Sigues con él | Checo & Lando.
Fiksi PenggemarTe veía tan enamorado que ni lo intente, ahora me pregunto, ¿por qué sigues con él?