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El fin de la temporada había llegado, y con ello, las emociones estaban a flor de piel. Lando había hecho una temporada increíble, quedando como subcampeón del mundo. Pero a pesar de sus esfuerzos, Max había asegurado su cuarto campeonato consecutivo. El británico no podía evitar sentirse frustrado. Había estado tan cerca, pero, una vez más, Max se había llevado el trofeo.

-Es increíble que haya quedado segundo... otra vez -dijo Lando mientras caminaba junto a Checo por el paddock, después de la última carrera del año. Su voz estaba cargada de frustración.

-Lo sé, princesa -respondió Checo, intentando calmarlo-. Pero segundo lugar es un logro enorme. Has hecho una temporada espectacular.

Lando se detuvo y soltó un suspiro, mirando a Checo con una mezcla de frustración y cansancio.

-Lo sé, pero es difícil cuando sientes que todo el esfuerzo no fue suficiente.

Checo, sin dudarlo, lo abrazó por la espalda, apoyando la barbilla en el hombro de Lando.

-Eres increíble, Lando. Max ha tenido su momento, pero tu tiempo llegará. Lo sé.

Lando, aunque seguía molesto, no pudo evitar relajarse en el abrazo de Checo. Sabía que su novio tenía razón. A pesar de todo, había hecho una temporada para recordar, y tener a Checo apoyándolo significaba el mundo para él.

-Gracias, rayo de sol -dijo Lando, sonriendo suavemente mientras se daba la vuelta para mirarlo-. No sé qué haría sin ti.

Checo le devolvió la sonrisa y le dio un suave beso en los labios.

-Y no tendrás que averiguarlo. Estoy aquí, ¿recuerdas?

Lando río suavemente, sintiendo cómo la frustración comenzaba a desvanecerse.

-Hablando de eso, nuestras vacaciones están a la vuelta de la esquina -dijo Checo con emoción-. Ya casi es hora de que te lleve a México. Vas a conocer a mis padres, y tengo tantas ganas de enseñarte todo.

Lando no pudo evitar sentirse un poco nervioso. Sabía que conocer a los padres de Checo era un gran paso, pero también estaba emocionado por la idea. Luego irían a Inglaterra para que Checo conociera a su familia, pero la primera parada sería en México.

-Estoy listo -respondió Lando, fingiendo confianza, aunque su nerviosismo estaba a flor de piel-. Y también tengo una pequeña sorpresa para ti.

Checo lo miró con curiosidad.

-¿Una sorpresa? ¿Qué clase de sorpresa?

Lando sonrió, pero decidió no decir nada más. Sabía que todo el esfuerzo que había puesto para aprender algunas frases en español con la ayuda de Carlos valdría la pena una vez que llegaran a México.

[...]

Días después, aterrizaron en Guadalajara, México. Lando no podía evitar maravillarse por lo diferente que era el lugar comparado con lo que estaba acostumbrado. El calor, el bullicio y el ambiente festivo parecían envolverlos desde el momento en que salieron del aeropuerto. Checo estaba visiblemente emocionado, y Lando se sentía contagiado por su energía.

-Bienvenido a mi hogar, princesa -dijo Checo con una sonrisa mientras tomaba la mano de Lando.

-Ya estoy emocionado por todo lo que vas a mostrarme -respondió Lando con una sonrisa. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que su expresión cambiara ligeramente cuando vio las calles polvorientas y algunos locales que no parecían muy higiénicos a simple vista. Checo, por supuesto, lo notó enseguida.

-Ahí está mi princesa quejumbrosa -bromeó Checo, dándole un codazo suave-. ¿No te gusta mi México?

Lando río nerviosamente.

Sigues con él  | Checo & Lando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora