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En otra vida.
Narrador

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Año 854

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En el interior de los Caminos, Armin y Eren, con su apariencia de niños, se encontraban en medio de una conversación tensa y emocional. Armin le decía a Eren que entendía lo que había hecho, que lo hizo por haber visto el futuro con el poder del Titán de Ataque, pero le preguntaba si realmente era necesario molerlo a golpes y humillarlo. Eren, con un tono de arrepentimiento, respondía:

—Solo quería alejar a mis amigos de mí. No estaba seguro de lo que hacía y me dejé llevar. Ahora me arrepiento.

Armin, con la voz cargada de dolor, le decía:

—Creo que Mikasa y Eliana deberían escuchar esas palabras de arrepentimiento. Ella es la más herida. Aunque Mikasa dijo que dejara de ser tu familia.

Eren asentía lentamente.

—Sí, lo hice para que se sintieran libres de matarme, para que fueran vistos como héroes. Imagina, serían los más amados del mundo al darle la espalda a su lugar de nacimiento solo para salvar a gente que no conocían.

Armin comparaba la situación con la de la Familia Tybur durante la Gran Guerra de los Titanes, pero se preguntaba cómo podrían defenderse después si es que quisieran atacar. Eren le respondía:

—Eso no será un problema en el futuro cercano. El ochenta por ciento de la humanidad será aniquilada con el Estruendo. No habrá nadie capaz de contraatacar.

Armin, horrorizado, preguntaba si era necesario llegar a tal extremo solo por el bien de sus amigos. Eren, levantándose, le decía a Armin que debían continuar su viaje y que podían hablar de su fundadora, Ymir. Además, mencionaba que si no hubiera hecho lo que hizo, Eliana nunca habría podido dejar de ser su esclava.

Armin y Eren avanzaban, emocionados al observar el paisaje, incluyendo el agua ardiente que fluía como un río, algo que Armin había leído en los libros. Armin estaba consternado y continuaban conversando acerca de Ymir y el Poder de los Titanes. Eren explicaba que, a pesar de que Ymir se había convertido en poderosa, seguía obedeciendo al rey Fritz debido a su amor hacia él.

—El amor era lo único que la ataba —decía Eren—. No puedo comprender completamente a Ymir, pero pienso que su sufrimiento se debía a una búsqueda insaciable de libertad. Necesitaba a alguien que la liberara. Ese alguien fue Eliana.

Armin, entendiendo que Eren había visto el futuro al tocar la mano de Historia, se daba cuenta de lo solo que debió haberse sentido Eren. Eren explicaba que su cabeza había sido un lío debido al poder del Titán Fundador, y que el pasado y el futuro coexistían en el presente. Recordaba a Bertolt Hoover saliendo del Titán Colosal y decía:

—No debía morir ese día. Me encargué de que no fuera comido por el titán de Dina Jaeger. Por eso, fui responsable de que ese titán devorara a mi madre.

Armin, impactado, tomaba la mano de Eren y ambos tenían los ojos llorosos. Armin decía que debían continuar su viaje. Frente al océano, Armin preguntaba a Eren qué pensaba de Eliana, si creía que sería capaz de olvidar su amor algún día. Eren respondía vagamente:

—Quién sabe.

Armin, insatisfecho con la respuesta, le daba un puñetazo a Eren.

—No puedes simplemente desear que se olvide de ti. Ella siempre te valoró más que nada. No puedes desperdiciar su amor de esa forma.

𝐀𝐥𝐦𝐚𝐬 𝐄𝐧 𝐏𝐚𝐳º Eren JeagerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora