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Mi celular sonaba, interrumpiendo mi sueño con su sonido insistente. Abro mis ojos de golpe y tomo mi celular deslumbrándome. Tomo unos segundos para procesar lo que esta pasando y responder la llamada.

-¿Quién será?- digo en un susurro para mi misma mientras contesto la llamada; al contestar escucho música fuertemente.

-¿Hola?- digo después de unos segundos. Al no escuchar respuesta cuelgo, suspiro frustrada al ver que eran 2:40 de la madrugada. Vuelvo a acomodarme en mi cama, intentando recuperar mi sueño, pero no pasa mucho tiempo cuando mi celular vuelve a vibrar.

Me siento de golpe en la cama y vuelvo a contestar- ¿Quién es?- pregunto en tono enojado al volver escuchar la música fuertemente.

-Tu voz sigue siendo igual de dulce...- un escalofrió me recorrió al escuchar esa voz, era más ronca, pero aun así la conocía perfectamente. Era él.

-No dirás nada?- dijo con dificultad, al parecer estaba borracho.

Sostuve la respiración, sintiendo el peso de la pregunta en el aire, no podía hablar, las palabras no salían de mi boca.

-¿No dirás nada? -repitió.

Tome un gran respiro antes de contestar-Antonio? -pregunté en un susurro apenas audible, como si el mero hecho de pronunciar su nombre pudiera conjurar su presencia.

-Te extraño como no tienes idea, mi cachetona hermosa.

-Antonio... -susurré nuevamente, esta vez con la voz quebrada por la confusión. Quería creer que era él, pero algo en su tono me hacía dudar. Un millón de recuerdos pasaron por mi mente en un instante: risas compartidas, sus manos acariciando mi rostro, sus palabras tiernas que siempre me sonrojaban y sus dulces besos con los que me expresaba cada sentimiento.

¿Era realmente él? ¿O mi mente jugaba trucos crueles en medio de la noche?

Colgaron la llamada y el silencio volvió a envolver la habitación. Me quedé mirando la pantalla oscura por un momento, sintiendo una mezcla de alivio y vacío que no lograba comprender del todo. La voz, las palabras... todo había sonado tan real, pero al mismo tiempo, como un sueño del que no podía despertar.

Respiré hondo, tratando de calmar el latido acelerado de mi corazón. Sabía que necesitaba dormir, pero el eco de su voz seguía resonando en mi mente. Finalmente, me recosté, arropándome, buscando el consuelo del sueño para escapar de la incertidumbre que me envolvía.A pesar de todo, el cansancio me envolvió y se apoderó de mí. Una última duda cruzó mi mente: ¿había sido real o solo un producto de mi imaginación? Pero antes de poder responderme, me hundí en un sueño profundo.

Jueves 10 - Junior HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora