016.

212 20 1
                                    

-POV Luanne-

Termino de colocarme mi perfume y me doy una última repasada en el espejo, verificando que todo esté perfecto. Opté por una falda rosa pegada que me llega a la mitad de los muslos, un top blanco básico y un blazer a juego con la falda. 


Miro el reloj; aún tengo tiempo, pero la anticipación me hace querer que Antonio llegue ya. Tomo mi bolso y echo algunas cosas esenciales cuando de repente suena mi celular. La pantalla se ilumina con el nombre de Antonio, y mi corazón da un pequeño salto de emoción.


—Hola, Tonny—digo al contestar, tratando de mantener un tono casual.


—Hola, chula, ya estoy afuera—responde con la voz suave.


—Perfecto, ya bajo—respondo con una sonrisa.


Cuelgo y me doy una última mirada rápida en el espejo, asegurándome de que todo esté en su lugar. Con mi bolso en mano, salgo de la casa y, al abrir la puerta, veo su auto estacionado frente a mí. 


Antonio está recargado en el auto, con una postura relajada, mirando su celular, pero al notar mi presencia, levanta la mirada y se detiene por un momento, sorprendido. Sus ojos me recorren de arriba a abajo, y luego me dedica una sonrisa que hace que las mariposas en mi estómago se alboroten.


—Hola, chula—dice con ese tono juguetón que me encanta, mientras se endereza, aún observándome con admiración. Sus ojos brillan un poco más de lo habitual.


—Hola—respondo, intentando mantener la calma, pero mi sonrisa nerviosa me delata. La intensidad de su mirada hace que mi corazón lata más rápido de lo que me gustaría admitir.


Antonio se acerca con suavidad, y de inmediato siento un cosquilleo nervioso recorrerme. No puedo evitarlo, es la forma en que me mira. Su mirada es intensa, casi desarmante, y hace que mi respiración se acelere.


—Te ves preciosa— dice en un susurro, y antes de que pueda reaccionar, siento sus manos deslizarse suavemente hacia mi cintura, atrayéndome hacia él.


Mi respiración se detiene por un segundo, y el mundo a nuestro alrededor parece desvanecerse. La cercanía, la calidez de su toque, y la forma en que sus ojos se clavan en los míos hacen que todo dentro de mí se acelere.


—Gracias...—susurro, sintiendo cómo mis nervios se mezclan con una oleada de emoción, mientras sus manos aún descansan en mi cintura.


Antonio no dice nada más, solo me mira, con esa intensidad que hace que el silencio entre nosotros hable por sí solo.


Por un momento, pienso que va a inclinarse hacia mí, pero en lugar de eso, solo sonríe suavemente, como si supiera exactamente lo que estoy sintiendo.

—Vamos, mami—dice en un tono bajo.


Me suelta despacio, casi con cuidado, y me acompaña al auto, abriendo la puerta para mí con ese gesto que me hace sentir especial. Lo miro y le dedico una pequeña sonrisa antes de entrar y me subo al auto, y mientras él cierra la puerta suavemente.

Jueves 10 - Junior HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora