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Elegí algunas fotos que tomé anteriormente para postearlas en mi insta.

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—FER, mira esto —grité, enseñándole la publicación en mi teléfono

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—FER, mira esto —grité, enseñándole la publicación en mi teléfono. Fer levantó la vista de su celular. Le acerqué el teléfono y su expresión cambió en un instante.


—¡No puede ser! —exclamó, acercándose más para leer los detalles—. ¿Es Antonio?


Asentí, aún en shock por lo que acababa de suceder. 
—Eso, Luu, todavía no te olvida, yo digo que ya se casen y me den 10 sobrinos —dice mientras parpadea rápidamente y me lanza una sonrisa burlona.

No pude evitar soltar una risa. 

—Claro, porque tener 10 sobrinos es lo que toda mujer sueña. —respondí, rodando los ojos pero sonriendo.


—Bueno, pero no creo que siga siendo algo en su vida —dije, tratando de restarle importancia.Fer me miró con una ceja levantada, claramente dudando de mi intento de minimizar la situación.


—Tal vez solo está buscando la manera de volver a entrar en tu vida porque no ha podido olvidarte. Pero oye, eso es solo mi humilde opinión de hermana —dijo, alzando las manos en un gesto de inocencia fingida.


—Quizás, pero también puede ser que solo sea una coincidencia y que yo esté buscando algo que no existe —respondí.


—O tal vez —continuó Fer, sin perder su tono travieso—, esta es la oportunidad que ambos necesitaban para aclarar las cosas.


—Bueno, dejemos de hablar de él, le han de estar zumbando los oídos —dije riendo, intentando cambiar de tema.Fer se unió a mi risa, y el ambiente se alivianó un poco.


—Tienes razón, no le demos más protagonismo por ahora —respondió, sonriendo.
—Además, tenemos cosas más divertidas de las que hablar, como mis ideas para esos 10 sobrinos.Las dos estallamos en carcajadas.


Ya era de noche, y el aire fresco del mar me envolvía mientras me apoyaba en la barandilla del balcón de mi cuarto. La vista era espectacular, con la luz de la luna reflejándose en las olas.


Estaba distraída en mis propios pensamientos y en el sonido del mar, cuando de repente, el sonido de mi celular rompió el silencio.

Miré la pantalla y vi que era Kenia. Respondí de inmediato, ya que era muy tarde para llamarme a esta hora.—¡Hola, Kenni! —dije, felizmente.


—¡Hola beba! ¿Estás ocupada? —preguntó con su tono de voz siempre animado.


—No, no estoy ocupada. ¿Qué pasa?


—¡Acabo de llegar al aeropuerto, estoy en Culiacán, nena! ¿Puedes venir por mí? —dijo Kenia, su voz llena de felicidad.


Me quedé sorprendida por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. No esperaba que Kenia viniera, y mucho menos a esa hora de la noche.


—¿En serio? —respondí, una sonrisa empezando a formarse en mi rostro—. ¡Claro que sí, Nini, voy por ti ahora mismo!


—¡Gracias, Lua! No puedo esperar a verte —dijo Kenia, con ese entusiasmo que siempre me alegraba el día.


—Lo mismo digo. Estaré ahí pronto —respondí, ya imaginando lo divertido que sería tener a Kenia aquí.


Después de recoger a Kenia en el aeropuerto y regresar a casa, nos acomodamos en mi habitación, cada una con una copa de vino en la mano. La emoción de su llegada aún vibraba en el aire, pero pronto la conversación tomó un giro más serio cuando le conté lo que había sucedido con Antonio.


Kenia me escuchó atentamente, su expresión cambiando a medida que le relataba los detalles de cómo Antonio había reaparecido en mi vida de manera inesperada. Desde el video musical hasta la publicación, no omití nada. Era como si necesitara desahogarme, y ella siempre había sido la persona perfecta para eso.


—Wow... —murmuró cuando terminé, sus ojos brillando de sorpresa —. No puedo creer que Antonio esté de vuelta.


—Ni yo, Nini. Nunca me lo esperé, juré que me había olvidado por completo —dije, mientras nos acomodábamos mejor en mi cama.


Kenia tomó un sorbo de su copa y luego me miró con una sonrisa reconfortante.—Ya no te calientes la cabeza pensando en eso —dijo, mientras servía más vino en mi copa—. Lo importante es disfrutar el momento y no dejar que las preocupaciones te abrumen.


Le agradecí con una sonrisa y, cambiando de tema para aligerar el ambiente, le pregunté con entusiasmo:—Cuéntame, ¿Qué tal tu canción con Peso Pluma? ¡Es increíble!


Kenia iluminó su rostro con una sonrisa orgullosa y comenzó a hablar con entusiasmo.

—¡Es increíble! La colaboración ha superado todas nuestras expectativas. El proceso de grabación fue una locura, pero el resultado ha sido fabuloso. La química en el estudio fue fantástica, y la reacción de la gente ha sido aún mejor. 

La noche continuó llena de risas y muchas botellas de vino, unas horas más tarde, caímos rendidas y no supimos en que momento nos quedamos dormidas.

Jueves 10 - Junior HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora