A la mañana siguiente, me desperté muy temprano. Decidí dejar dormir a Fernanda y aproveché para dar un paseo mientras salía el sol. El aire fresco y el silencio de la mañana me ayudaron a despejar la mente.
Después de un rato, regresé a casa y me puse a preparar el desayuno. Escuché unos pasos que se acercaban y, unos segundos después, apareció Fernanda adormilada en la cocina, frotándose los ojos mientras trataba de quitarse la flojera.
—¿Qué hora es? —preguntó con voz somnolienta, mirando a su alrededor.
—Holaa, Fer. Son 8:30—dije, sonriendo—. Estaba preparando el desayuno.
Fer se estiró y se acercó a la mesa, mirando el desayuno que había preparado.
—¿Qué estás cocinando? —preguntó, aún con voz de sueño.
—Hotcakes y cereal . Solo quería que tuviéramos algo rico antes de empezar el día —respondí, sirviéndole un plato de cereal y otro con dos hotcakes—. Siéntate.
Fernanda se acomodó en una silla, con una sonrisa, empezó a comer su desayuno.
Ya habían pasado unas horas desde el desayuno. Después de terminar, me dediqué a ayudarle a Fernanda con algunos proyectos para la universidad. Se nos fue el tiempo hasta que el reloj marcó la 1:30 pm.
—¡Lu, ya es tardísimo! —dijo Fer, entrando en pánico—. Es hora de empezar a arreglarte.
Me miró con urgencia, y aunque sentía un nudo en el estómago por los nervios, me levanté rápidamente.
—¡Okay, pero no me grites! —dije, tratando de mantener la calma mientras me dirigía hacia mi habitación.
Fernanda y yo comenzamos a trabajar en mi look. Ella estaba enérgica y pronto me tenía sentada frente al espejo mientras me arreglaba. Me ayudó con todo mi maquillaje y mi ropa.
Dos horas después, estaba completamente lista. Me miré en el espejo, sorprendida por lo bien que había quedado todo. Mi cabello estaba perfectamente peinado, y el maquillaje resaltaba mis mejores rasgos sin ser demasiado recargado. El vestido que Fernanda y yo habíamos elegido caía suavemente sobre mi cuerpo, realzando mi figura de una manera que me hacía sentir segura.
—Wow, Lu, te ves increíble —dijo Fer, mirándome con orgullo—. ¡Antonio va a quedar sin palabras!
Sonreí, aunque los nervios seguían presentes.
—Gracias, Fer. Pero solo es una salida como amigos —respondí, intentando restarle importancia.
Fer me dio una mirada escéptica, arqueando una ceja.
—¿Amigos? —repitió, con una sonrisa divertida—. Sí, claro. Pero no importa cómo lo llamen, disfruta, se feliz.
Asentí, aunque no pude evitar morderme el labio, nerviosa.
Busqué mi bolsa y empecé a echar algunas cosas en ella: mi gloss, las llaves, y el celular.
Minutos después, sentí mi celular vibrar en la mano. Miré la pantalla y vi que era Antonio llamando.
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Jueves 10 - Junior H
Fiksi PenggemarLuanne y Antonio podrían volver a enamorarse como alguna vez lo hicieron en su adolescencia?