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Unas semanas más tarde...

Ya habían pasado varias semanas desde que vi a Antonio. Ahora me encontraba empacando para ir a visitar a mis papás en Culiacán.
Mientras doblaba con cuidado mi ropa y guardaba todo en la maleta. La visita a mis padres era algo que había postergado por demasiado tiempo. Sabía que necesitaba ese tiempo con ellos, ese respiro de la ciudad y de todas las emociones intensas que me habían envuelto recientemente.

Tal vez, esos días en Culiacán me ayudarían a aclarar mis sentimientos.Mientras cerraba la maleta y la colocaba junto a la puerta, mi celular sonó. Mi corazón dio un brinco, pensando que podría ser él. Pero cuando miré la pantalla, vi que era mi mamá, asegurándose de que no hubiera olvidado nada importante. Su voz cariñosa me trajo una paz que necesitaba.

Al salir de mi departamento, sentí una mezcla de alivio y tristeza. Alivio porque me alejaba de los recuerdos recientes, y tristeza porque, a pesar de todo, había una parte de mí que no quería dejar de pensar en Antonio.

El viaje transcurrió sin contratiempos, y cuando finalmente llegué a Culiacán, el calor familiar de mi hogar me envolvió. Mis padres me recibieron con sonrisas cálidas y preguntas curiosas, y poco a poco, comencé a dejar atrás mis preocupaciones.

-Mijaa, ¿Cómo has estado mi chaparrita?- dice mi papá mientras me abraza con fuerza.

Sentí su familiar olor de su perfume, algo que siempre me hacía sentir segura. Le devolví el abrazo.—Mmm, he estado ocupada pa —respondí, intentando sonar casual mientras me separaba un poco de su abrazo. Sabía que mi papá podía leerme como un libro abierto, así que traté de mantener mi tono ligero.

Él me miró con esos ojos que siempre parecían ver lo que pensaba. —Siempre estás ocupada, mija —dijo con una sonrisa, pero su tono dejaba claro que notaba que había algo más detrás de mis palabras.

Ignoré lo que dijo desvié la conversación— ¿Están mis hermanos? —pregunté rápidamente, desviando la atención.

—Sí, andan en el jardín —respondió, mirándome por un momento más antes de dejar pasar el tema. —Ya sabes cómo son, haciendo desmadre. Ve a saludarlos, por que ya están agarrando fiesta.

Reí ante lo último que dijo mi papá y me dirigí al jardín, donde se encontraban mis hermanos. Al salir, los vi allí. Mis tres hermanos estaban conversando animadamente, probablemente bromeando como siempre, mientras mi hermana los observaba con una sonrisa, como si estuviera acostumbrada a sus idioteces.

—¡Miren quién llegó! —dijo Caleb al verme, y de inmediato todos se giraron para saludarme.  —Uff, ya nos tenías muy abandonados —dijo Jared en tono dramático, llevándose una mano al pecho.—¡Ay, ya! —respondí riendo y dándole un ligero empujón—. Si siempre andan ocupados en sus cosas y todos vivimos en diferentes lugares. Pero ya estoy aquí, ¿no?—Más te vale que no sea solo de paso —añadió mi hermana, cruzando los brazos con una sonrisa divertida—. Porque te voy a poner al día de todo lo que te has perdido.

Tomé asiento mientras Milán, me miraba con una sonrisa traviesa y me ofrecía un vaso con tequila.—Para que te pongas feliz rápido —dijo, guiñándome un ojo.—

¿Tequila desde temprano? —bromeé, aceptando el vaso.—Es para darte la bienvenida, a parte ya son las 9:00 de la mañana, ya toca.—respondió Milán, bromeando y chocando su vaso con el mío.

—Luu— me llamo mi hermana haciendo que volteara hacia ella— Ya no me contaste nada después de que viste a Antonio —dijo, mientras se acomodaba en su silla.Sentí todas las miradas sobre mí y mis mejillas se calentaron. —¿Cómo? ¿Viste a Antonio? —preguntó Jared, claramente sorprendido.

Jueves 10 - Junior HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora