Huesos de Amor

10. Tiranosaurio

Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos. 

"Las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son las que lo cambian." - Rob Siltanen

El departamento de Geología tenía algo diferente, que me atraía. Además, era un respiro de Steve, quien se comportaba cada vez más extraño. Tal vez estaba un poco paranóico, pero se había encerrado varias horas en la oficina del doctor Fury, volviendo a salir casi al final del día para compartirme sus teorías.

—Los traficantes de fósiles están en todos lados, cariño—fue lo primero que dijo, poniendo un brazo sobre mis hombres—el doctor Fury cree que no hay nada, pero me dio permiso de investigar e involucrar a la policia si es necesario.

Puse mi mano en su pecho, deteniendo nuestra caminada.

—Seguro no hay nada, Steve—le dije con seriedad—esas cosas solamente ocurren en Egipto o en Asia, por eso no aceptamos hacer las estancias en esos países.

—Pasa en todo el mundo, sabes mejor que yo que nuestro país no es perfecto. Si alguien está desesperado de dinero, intentará hacerlo. Solo en Norteamerica hay huesos como los del tiranosaurio, eso vale mucho dinero.

Me troné los dedos, eligiendo mis batallas. Steve y yo seguíamos un poco tensos por lo del beso, aunque cumplíamos con la promesa de no crear una brecha en nuestra amistad.

—Supongo que tienes razón—suspiré—es mejor que nos limitemos a nuestro sitio de excavación.

Steve sonrió, entrelazando sus dedos con los míos.

—Siempre podemos escapar a nuestra playa.

Los velociraptores que corrían en mi estómago cuando se trataba de él estallaron en una estampida al escucharlo decir eso.

—¿Y perder dos días en el viaje?—dije, después de que forcé mis pensamientos románticos hasta el fondo del cerebro—¡Tenemos mucho trabajo aquí! Aún no hemos logrado que los alumnos de pregrado logren crear la molde de un hueso sin romperlo!

Steve se notó decepcionado, jugueteando con los dedos que tenía entrelazados con los mios.

—Hay personas que no nacen con la capacidad de cuidar cosas delicadas—me dijo.

—Entonces no van a tener éxito en esta carrera.

—Siempre se pueden ir al departamento de Geología.

Lo golpeé en el bícep. Se acercaba el invierno y las lluvias habían cesado, dándonos la oportunidad de volver a caminar desde la facultad hasta el apartamento. Eran esos momentos por los que no quería perder a mi mejor amigo, la facilidad que teníamos los dos de reírnos y atacarnos al mismo tiempo era mi momento favorito del día.

—¡Oye! ¡No dejes que el Dr. Coulson te escuche!—bajé la voz como si estuviera diciendo algo indiscreto—Recuerda que él es geólogo.

Nos reíamos a carcajadas, llamando la atención. Algunos hombres que pasaba a mi lado sonreían, sobre todo los chicos de las fraternidades cercanas, cosa que Steve notó.

—¡Vamos a cenar!—dijo de pronto, abrazándome por la cintura—Te invito una hamburguesa, en el restaurante que está cerca de la Alpha-kapa.

—¿Desde cuándo tienes tanta hambre a esta hora?—me quejé—¡Tu nunca cenas! ¿Y por qué allá?

—Deja de quejarte cuando te invitan algo, mi vida—se río—Simplemente hoy tengo hambre y ese restaurante está antes de llegar a casa.