15. Ovirraptor

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Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos. 

"Ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma." (Rabelais)

Mientras hablaba por teléfono con Steve, seguía teniendo la horrible sensación de que alguien me observaba. No sabia como explicarlo, pues yo solo creía en la ciencia y prefería no pensar en cosas paranormales, porque así podía asegurar que no existían; pero algo muy raro estaba pasando a mi alrededor.

—Deberíamos irnos de aquí—dijo María.

Steve alcanzó a escuchar aquello a través del teléfono móvil.

—María tiene razón, corazón—respondió mi esposo—Por favor, salgan del yacimiento.

—Tenemos que esperar a la policia—respondí, mi forma de ser tan testaruda no compaginaba bien con el miedo que sentía—¡Hay que hacer la denuncia! ¡No podemos dejar que esto se quede así!

—Al menos bajen a la casa del guardabosques—ordenó Steve—Llegaremos en treinta minutos.

Hicimos lo que nos pedía, pues no tenía ningún caso quedarnos allí sin hacer nada. Mientras nuestros alumnos cuchicheaban entre ellos, obviamente asustados por lo que estaba ocurriendo, María y yo nos manteníamos en silencio, apretando contra nuestros pechos las pocas cosas que habíamos conseguido rescatar. No podía creer que estábamos perdiendo todo nuestro trabajo de esa manera. Apreté la mandíbula con fuerza, para evitar que las lágrimas se escaparan por mis mejillas.

—No se ve luz en la cabaña—anunció Peter—¿Es seguro quedarnos aquí?

Mil ideas pasaban por mi mente, cientos de teorías que había escuchado en relato de terror o de crimen real, aunque lo más lógico fue lo que salió de la boca de María.

—Seguramente está haciendo su ronda—dijo, consultando su reloj—Esperemos aquí.

—Si estaba haciendo sus rondas, lo más probable es que no haya visto quien entró al yacimiento—murmuró Wanda, sintiéndose derrotada.

Jugueteaba con mi anillo de compromiso, cada vez más nerviosa. Si algo odiaba era no entender que pasaba mi alrededor, siempre había necesitado tener todas las respuestas antes de hacer preguntas. Afortunadamente, no tuve tiempo para estresarme aún más, porque Steve y el doctor Fury aparecieron al cabo de 25 minutos, con Sam siguiéndolos en su automóvil.

—¿Están todos bien?—fue la primera pregunta del doctor Fury.

Steve había saltado y prácticamente corría a mi. Lo alcancé a mitad del camino y nos abrazamos con fuerza. Respiré profundamente, inhalando el aroma que tanto me reconfortaba. Me daba mucho miedo aceptar que Steve era mi hogar, desde hacía mucho tiempo.

—¿Te hicieron algo, mi vida?—preguntó, sosteniendo mi mejilla para que lo viera a los ojos.

—No, aparte de la rabia y la decepción—dije con firmeza, había logrado que mi voz no temblara—¿Sigues teniendo misma teoría que antes?

—Me gustaría que hablaramos con la policia primero—respondió, besando mi frente—Tendremos que esperar a que vengan, lo lamento.

—Lo suponía—dije, acariciando su mejilla—me gusta cuando te dejas la barba, ¿te lo he dicho?

Necesitaba hablar de otra cosa, distraerme de lo que acaba de pasar porque después tendría que pensar en todo el trabajo que tendríamos para volver a obtener muestras como las de ese yacimiento.

—Nunca—Steve se ruborizó, acercándose aún más para susurrar en mi oído—podría vivir el resto de mi vida escuchándote decirme cumplidos. No sé como perdimos tanto tiempo.

Huesos de Amor | Romanogers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora