19. Anquilosaurios

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Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos.

Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. (Charles Chaplin)

A la mala, había aprendido que las cosas pueden ponerse muy mal aún cuando no hayas tocado fondo. Tanto las cosas, como las personas, siempre pueden ser peores. Conforme pasaban los días, los murmullos alrededor de nosotros se hacían cada vez mayores, intentaba ignorarlos pero era muy cansado seguir escuchando a todos a mi alrededor opinando acerca de mi relación.

—María, por favor—rogué, por quinta vez en el día.

La seguía por el laboratorio, e incluso era capaz de hacerlo por toda la universidad si era necesario, pero María hablaría conmigo. Si las llamadas de mi familia no habían sido suficientes, el hecho de que mi amiga me ignoraba me lastimaba más que todo.

—Wanda, por favor, pásame el etanol y el carbonato de calcio—dijo María, haciendo caso omiso de mi presencia—Hay que preparar las muestras de anquilosaurio que llevaremos al congreso.

Wanda me dedicó una mirada triste, pero tampoco hablaba mucho conmigo. Parecía que nuestro equipo de trabajo había tomado su decisión y no estaban de nuestro lado; ellos creían firmemente que habíamos mentido.

—¡Esto se está volviendo rídiculo!—exclamé—¡No puedes evitarme todo el tiempo, María!

—Si tienes algo que hablar conmigo, será durante la reunión con el doctor Fury.

Esas fueron sus últimas palabras, antes de tomar los reactivos que le había pedido a Wanda e irse al otro rincón del laboratorio. Aquel lugar nunca me había parecido tan grande como esos días. Consulté la hora en el teléfono, dándome cuenta que tenía otra llamada de Yelena, dos de Clint y cuatro llamadas de mis padres. A ellos también los habían notificado de lo ocurrido con el Comité de becas, pues tendrían que testificar acerca de nuestra relación.

—¡JODER!—dije con rabia, viendo como se había esparcido yeso encima de las muestras que estaba por revisar—¡No se puede trabajar así!

Frustrada y cansada con todo lo que estaba ocurriendo, me dispuse a limpiar todas las muestras. Aquella actividad repetitiva me ayudaba a concentrarme, no quería pensar en las preguntas que tendría que responder el día de la entrevista con el Comité de Becas.

—Necesito las presentaciones y los cárteles de todos en mi escritorio—anunció el doctor Fury, con Steve pisándoles los talones—¡Mañana al medio día! Si no los tengo, no habrá biáticos para nadie, ¡se los advierto!

El doctor, al menos, se portaba como siempre. Steve me dedicó una sonrisa tensa, besando mi frente mientras pasaba por su computador pórtatil.

—Las cosas mejoraran después del congreso, mi amor—prometió—¿Terminamos de revisar nuestras presentaciones en la biblioteca, mi vida?

María bufó, obviamente seguía creyendo que lo que había entre Steve y yo era una farsa, aumentando mi ansiedad con todo lo que pasaba.

—Por favor—le dije a Steve con un hilo de voz—Ya no quiero estar aquí.

Odiaba sentirme atacada, incapaz de defenderme. A mi alrededor, solían decir que yo tenía la habilidad innata de escabullirme o encontrar la manera de que los problemas se resolvieran a mi favor; y eso no estaba pasando ahora. Steve notó mi desesperación, abrazándome por los hombros.

—Te invito a comer, ¿de acuerdo?—preguntó—Sé que no tienes hambre, pero necesitamos distraernos.

—Debemos terminar las presentaciones—vi el reloj—Son menos de veinticuatro horas.

Huesos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora