5. Nanuqsaurio

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Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos.

"La vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada." - Confucio 

Al día siguiente la vida siguió con normalidad. Para mi, noo había nada diferente entre estar casada o soltera. No era la primera vez que Steve dormía en mi cama; cada uno respetaba el espacio del otro. A veces deseaba abrazarlo, pero me limitaba a aferrarme a la almohada más cerca y soñar con que podría encontrar al hombre que me amaba, que obviamente no sería el que tenía a mi lado.

—Buenos días, esposa—dijo Steve.

Sonreí, a pesar de su sarcasmo. Los siguientes cuatro años serían bastaante divertidos...si lográbamos ser aceptados en el programa de doctorado. Aquel pensamiento me hizo sentarme rápidamente en la cama, viendo fijamente a Steve.

—¿Qué va a pasar si no nos aceptan en el doctorado?

Steve se sentó frente a mi, extendiendo su mano para que yo la tomara.

—¿A qué te refieres con eso, Nat?—se encogió de hombros—Si pasa eso, tendremos que intentarlo de nuevo. ¿Acaso vamos a quedarnos sin terminar nuestro proyecto más ambicioso?

—En eso estoy de acuerdo, pero me refería al matrimonio—le dije con seriedad—¡No pensamos en eso! Si no somos aceptados, ¿qué haremos? ¿Seguiremos con esto? ¡Debimos haber esperado a los resultados antes de casarnos!

Iba a ponerme de pie, no podía estar quieta cuando todos esos pensamientos se apilaban en mi mente. ¿Qué demonios habíamos hecho? Steve, sin embargo, no me dejó hacerlo.

—Si lo haciamos de esa manera, podrían hacernos preguntas y eso significaría que no obtendríamos la beca, ¿no crees?

—¿Por qué no hablamos de esto antes?—me cuestioné en voz alta.

Él rio, pensando que bromeaba, antes de verme fijamente. Había algo tan vulnerable en sus ojos que me sentí terrible por unos instantes, ¿a qué estábamos jugando?

—Pensé que no era necesario—reconoció—¿Te arrepientes de casarte? ¡Por qué yo no!

Fruncí el ceño, apretando de nuevo su mano.

—No me arrepiento, solo...estoy pensando demasiado a futuro. Necesitáremos buenos trabajos si no conseguimos entrar al doctorado—hice un puchero—¡No quiero volver a trabajar de asistente médico! ¡O de profesora!

—Pensé que te gustaba enseñar—sonrió—No me respondiste a la otra pregunta.

Sabía que no podría evitar el tema por más que quisiera.

—No me arrepiento de que nos casáramos—contesté con honestidad—Si tengo que estar en un matrimonio sin amor para conseguir el bienestar económico, al menos que sea con mi mejor amigo, ¿no?

—El amor entre amigos también existe, Nat.

Enrojecí, cerrando los ojos para tratar de centrarme. ¿Qué era lo que podía explicarle? ¿Qué era capaz de decir sin dañar nuestra amistad?

—No me refería a ese tipo de amor—dije con un hilo de voz.

Afortunadamente, nos interrumpió alguien tocando a la puerta. Alcé ambas cejas, sorprendida de que quisieran algo en la suite nupcial, pero no podíamos pretender que no estábamos. Casi la mitad del personal del hotel nos habia visto entrar.

—Voy a ver que necesitan—dijo Steve, aunque parecía molesto.

Tuve la oportunidad de ver su cuerpo, no me había detenido a admirarlo. Steve no era feo, desde la adolescencia, había entrenado con Bucky para convertirse en marines y seguía acudiendo cotidianamente al gimnasio. No se había molestado en ponerse nada más que un ligero chándal para dormir, dejando a la vista sus pectorales y su espalda trabajada. Sacudí la cabeza, ¿qué tan patética tenía que ser mi vida para que no pudiera comerme con la mirada a mi esposo?

Huesos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora