Huesos de Amor

11. Skorpiovenator.

Disclaimer: Este es un AU (Universo Alterno) donde no hay Vengadores. Los personajes no me pertenecen, solo los que no reconozcan son míos.

Las verdades que revela la ciencia superan siempre a los sueños que destruye.

Steve no era el único que tenía miedo, pero teníamos diferentes razones para sentirlo. Mientras él temía que me hicieran algo, yo estaba aterrada de que su sentido de justicia me lo arrebatara. Hicimos todo lo que debíamos hacer, informando a la policia de lo ocurrido a la mañana siguiente pero eso solo nos causó más frustración.

—¡Es una amenaza directa a ti!—dijo Steve, mientras yo lo empujaba fuera de la estación—¡La denuncia deberia proceder y ellos tendrían que estar buscando al culpable!

—La nota que enviaron no tiene mi nombre, corazón—respondí, acariciando su mejilla—Pudo haber caído en nuestra ventana por error.

—¡Ambos sabemos que es una estupidez!—protestó—Lo que dijo la policia es una excusa. ¿Cuántos otros paleontólogos pueden vivir en ese edificio?

Entrelacé mis dedos con los suyos, viendo nuestras manos. Él tenía razón, allí no vivía nadie más que estuviera trabajando en aquellos yacimientos.

—El doctor Fury dijo que dará una advertencia a la Comunidad Paleontológica de Carolina del Norte y a la Universidad—dije finalmente—verás que eso es suficiente para que nos dejen en paz.

Steve se llevó mi mano a sus labios, besándola. Ninguno de los dos sabía que decir, la idea de conseguir otra pareja se había quedado olvidada; lo único que necesitábamos en ese momento era al otro.

—No se van a detener hasta que obtengan lo que quieren.

—Pueden tomarlo—dije, encogiéndome de hombros—el yacimiento está abierto y si quieren robar algo, lo harán. Solo debemos ser más rápidos que ellos...porque inteligentes ya somos.

No se río de mi intento de broma, se aferraba a mi mano como si fuera lo único que lo mantuviera con vida. La noche anterior habíamos dormido juntos y algo me decía que no era la única vez.

—¿Y si te hacen daño?

Puse mi mano libre en su mejilla, forzándolo a verme a los ojos.

—Nadie me va a hacer nada—dije con firmeza—Deja de preocuparte por eso, ¿de acuerdo? Solo harás que la ansiedad gané...

Hizo un puchero, abrazándome contra su pecho.

—¡No es tan fácil! Sabes que no es un switch que se apaga y se enciende...

Rodé los ojos. Steve definitivamente debía pasar menos tiempo en tik tok contradiciendo a los falsos psicológos y coach de vida que pululaban en la aplicación.

—Entonces volveremos a terapia, pero no podremos concentrarnos en nada diferente, si solo pensamos en el peor panorama.

—Lo dice una de las personas más pesimistas que conozco—se burló.

—Soy una persona realista—dije con sinceridad—Hay cosas que pueden ir mal en la vida, pero que no vamos a poder evitar, mi amor.

Lo tomó por sorpresa que dijera eso, no esperaba que siguiera llamándolo así aunque estuvieramos solos. Escuché como su respiración se detuvo por un segundo antes de unir sus labios con los míos. No rechacé ese beso, ambos lo necesitabamos. Enrosqué mis brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo más a mi.

—Mi vida...

—¿Vamos a casa?—le pregunté, sin saber que decir acerca del beso—El doctor nos dio el día para solucionar esto y terminamos antes de lo esperado.