02

722 39 11
                                    

El día para Camila comenzó más temprano esa vez. Seguramente era porque se quedó dormida apenas terminó de cenar.

Decidió levantarse para bañarse y llegar a horario en su segundo día. Hacía frío, una ducha con agua caliente seguro le vendría bien.

No había nadie en su casa, su madre entró más temprano al trabajo y lo único que le hacía compañía era su perra chuni, esta la perseguía por todos lados para que le dé su comida.

Salió bastante abrigada para caminar esas cortas cuadras hasta la institución. Se colocó sus auriculares, en ellos sonaba disciplina de lali.

Los pasillos del colegio parecían estar vacíos. Se dirigió a su aula, que ahora sabía dónde quedaba, y se sentó a esperar a los demás.

No hizo mucho más que mirar un par de tiktoks y ponerse al día

Se sacó los auriculares cuando empezó a escuchar bullicio desde la parte de afuera, supuso que
alguno de sus nuevas amigas ya estaban llegando,

pero se equivocó.

Era gianfranco, quien estaba hablando con una chica de otra división. Sorprendente que un chico como él llegue temprano.

-¿Qué mirás? ¿te gusto?- dijo el castaño oscuro para después reírse.

Camila desvió rápido la mirada y se volvió a centrar en su celular rodando un poco los ojos. No estaba prestando la suficiente atención como para darse cuenta de que Odoguardi se estaba acercando a élla.

-Me voy a sentar acá- habló mientras tiraba su mochila al costado del banco compartido. -Qué onda vos, ¿no hablás? ¿sos muda?

-¿Qué querés que te diga?- contestó de mala manera.

-Bueno, bajemos un cambio eh, mira que a mí no me gusta que me hablen mal- susurró al oído ajeno. Camila sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo.

Al parecer eran pocos los presentes ese día, al menos todos los amigos de Gianfranco habían faltado y las dos nuevas amigas de camila también. Es verdad que hacía bastante frío como para salir de casa.

Jara notó como gianfranco no hacía absolutamente nada en las clases. No hacía más que intentar molestarla y garabatear en un cuaderno.

-¿No vas a hacer nada?- preguntó la peli negra luego de un rato.

-¿Me vas a obligar a hacer algo?

-No...

-Bueno, ¿entonces? no voy a hacer nada y punto- dijo encongiendose de hombros.

-¡Jara! ¡Odoguardi! dejen de hablar- retó la profesora de turno.

-Perdón profe- se disculpó camila y la clase continuó.

-Bueno alumnos, les voy a dar el primer trabajo práctico de investigación. Lo van a hacer con su compañero de banco, van a tener que investigar sobre el espacio, sus planetas, satélites o lo que más les llame la atención. Tienen dos semanas para entregarlo. Buena suerte para todos- el timbre sonó apenas la docente terminó de hablar.

Camila quería morirse por dentro. Era el peor día para sentarse junto a un vago que no hacía nada. Tampoco es que ella sea la más estudiosa de todos, pero si tenía que hacer cosas, obviamente que las hacía.

Antes de que pudiera decir algo, gianfranco salió disparado fuera del aula. Esa misma chica con la que estaba hablando antes lo estaba esperando en la puerta del salón. La peli negra supuso que era su novia o algo así.

Se recostó en el pupitre un rato hasta que terminara el receso, tenía un poco de sueño, aunque había dormido bastante, no tenia nada que hacer.

El sonido del timbre la despertó, además de escuchar como su compañero de banco se sentaba nuevamente.

-¿Te desperté? me chupa un huevo.

-Chupala, pelotudo.

Sorpresivamente apretó sus mejillas -ya quisieras que te la chupe, jara- la soltó y le pegó suavemente en el cachete -a mí no me hablas así. 3

Camila no dijo nada y se centró en la clase.

[...]

El día escolar pasó más lento que de costumbre para camila. Las horas de clase eran eternas y que su compañero no le hable o básicamente lo asesine con la mirada no ayudaba demasiado.

Por suerte su camino a casa siempre era tranquilo. Sus auriculares, en los cuales suena alguna canción de lali, son buenos acompañantes a la hora de caminar. Sintió un leve golpe en su nuca justo cuando llegaba a la esquina, este hizo que sus audífonos casi caigan.

-Eh, muda--escuchó detrás suyo. Se dió vuelta sabiendo exactamente quién era. -Mi número-- extendió su mano con un papel-por si tenés que escribirme para lo del trabajo, no me escribas por otra cosa. Me voy--. No dejó a la peli negra siquiera reaccionar y se fue.

Eso fue muy sorpresivo para jara, era demasiado para un solo día. Llegó a su casa con frío y cansada, se tiró en el sillón de la sala a mirar algo en la tele mientras acariciaba a su perra, todavía no había nadie en su casa.

Agendó el número del papel. Aún pensaba en toda esa secuencia realmente extraña.


       Continuar a la siguiente parte

WTBA  ( giamila ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora