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Bueno, al final sus planes se dieron vuelta.

Al parecer, en las últimas semanas Manuel y camila se habían vuelto más cercanos. Jara estaba apartando bastante a Gianfranco de su vida y Odoguardi ya no lo aguantaba más.

-¿Otra vez llegaron juntos?- quejó en voz alta. Dons es un mogolico.

-Creo que pensaste en voz alta- rió Lurdes. ¿Qué te pasa?

-Nada- dijo enojado. -Solo que no sé, que se yo - ni él mismo se entendía.

-Creo que estás celoso- burló nico- manu es amigo de cata, no es malo para camila.

Odoguardi le dedicó una mirada asesina a su amigo de pelo negro.

-Ni is mili piri camili -hizo burla, aún enfadado. Tomó aire intentando calmarse.

-Admití que estás celoso y yo te ayudo con Camila - propuso Ferrero.

-¿Qué?

-Eso. Admití que estás celoso y yo te ayudo con Camila -repitió.

-No estoy celoso. Jara puede hacer lo que quiera. Me da igual- desvió la mirada.

-Bueno, está bien. Entonces no te va a molestar que manuel le proponga ser novios en algún momento, ¿no?

-Qué se yo, que hagan lo que quieran. Que sean novios, me da igual- un sentimiento nuevo recorrió su cuerpo cuando nico dijo eso. No podía imaginarse a camila estando en pareja con manuel. Era imposible. Dons era propenso a lastimarla, y Gianfranco no quería eso.

-Bueno... entonces no te enojes. Cambiá la cara.

-nicolas, te vas a comer una trompada que te vas a quedar sin cara más o menos. - se levantó bruscamente del pupitre- voy al baño.

El de ojos marrones sintió que alguien lo observaba, pero no le dió importancia. Debía despejarse un poco, mojarse la cara y respirar. Esto de manuel y camila capaz le estaba afectando más de lo que debería.

[...]

Jara vió como Odoguardi se paraba enojado y se iba del aula. Lo había notado más malhumorado de lo normal y eso que estaba a una distancia considerable. Hasta de lejos se le nota la cara de que algo le pasaba.

-¿Qué pasa, cami?- preguntó manuel cuando notó que Camila tenía la mirada perdida.

-No, nada- sonrió. Aunque aún estaba preocupada por su amigo.

No quería quedarse con la duda. Estos días no había estado hablando con Gianfranco, capaz que algo le pasaba y ella no estaba enterada.

-Voy al baño- dons lo observó curioso, pues había notado que Gianfranco se fue también. No quiso decir nada.

Abrió la puerta del baño con esperanzas de que el de ojos marrones esté ahí, pero no estaba. Caminó hasta el gran patio vacío, ya que aún era hora de clase. Tampoco se encontraba allí.

Recordó que le habían contado de una parte del colegio abandonada, dónde normalmente los estudiantes se juntaban a fumar o esconderse durante las clases. Se encaminó hasta ahí, con un poco de miedo de que la descubrieran.

Al llegar, notó que la gran parte estaba oscura, tragó saliva y se adentró con la linterna de su celular prendida.

Escuchó un ruido proveniente de un aula abandonada, la única que tenía luz, la cual entraba por una ventana.

Abrió la puerta, esta hizo mucho ruido, para encontrarse a su amigo sentado en un banco lleno de polvo, fumando un cigarrillo.

-¿Gian?- aludió, llamando la atención de Odoguardi.

-Hola, camila- contestó cortante. Fue como un puñal al corazón de la pe negra , pues desde que se conocían, jamás lo había llamado por su nombre. Fue en ese momento que cayó en cuenta; sea lo que sea que haya sucedido, tenía que ver con ella.

-Estás enojado conmigo- afirmó. Mirando directamente a los ojos marrones.

-No- habló mientras tiraba al piso la colilla del cigarro y la pisaba.

-Entonces, ¿qué te pasa?- preguntó confundida y algo apenada.

-¿Ahora te das cuenta de que algo me pasa, jara? pensé que estabas muy ocupado siendo amiga de dons - celó. Él sabía que sus celos estaban hablando por sí solos, pero no hizo nada para detenerlos.

-¿Es por manuel?

-No, no es por manuel. No es por nada... chiquita- suspiró- ¿Te podés ir?- bueno, si los detuvo. No quería alejar aún más a camila de su vida, y para eso debía controlarse. Le dió la espalda, mirando la pared rota y con algún que otro grafitti.

Sonrió al escuchar el apodo que el de ojos marrones le decía siempre, capaz solo había llegado en un momento inoportuno. Cuando quieras hablar conmigo, decime... ¿está bien? -Aún de espaldas, Odoguardi asintió. -Te quería decir también que este sábado hay joda en la casa de cata...

-Bueno, ahí voy a estar- se dió vuelta, observando los lindos ojos color café. -jara... aludió.

-¿Qué pasa?

-Cuidado con manuel. Por favor- no quería entrar en detalles, no quería ser así con la peli negra. Pero al menos debía advertirle si no quería que algo malo pase.

Una chispa se encendió dentro de camila. Había algo que no sabía de manuel, aunque sea algo muy mínimo, pero le parecía raro que Gianfranco si lo sepa.

Lo miró fijamente, con mucha seriedad;-¿Sabés algo que yo no?

Suspiró pesado;-solamente te pido que tengas cuidado, chiquita- se acercó a ella y con su pulgar acarició la suave mejilla ajena.

Había algo en los ojos de odoguardi pero camila no podía descifrar que era. Tenía muchas emociones encontradas en ese momento. Gianfranco dió un paso para atrás y el contacto visual sesó.

-¿Volvemos? - jara asintió.

Salieron del aula abandonada y caminaron juntos de regreso a la clase. Aunque Gianfranco seguía molesto por la cercanía entre camila y manuel, decidió que no iba a dejar que eso arruinara su amistad. Había cosas más importantes en juego.

Al llegar nuevamente al aula, camila no pudo evitar echar una mirada a manuel, que estaba sentado en su pupitre, sonriéndole. Le devolvió la sonrisa, pero sus pensamientos seguían con las palabras del de ojos marrones.

-¿Todo bien?- preguntó dons cuando jara se acercó, este se limitó a asentir.

Durante el resto del día, camila no pudo concentrarse en nada. Su mente volvía una y otra vez a la advertencia de su amigo.

[...]

Esa noche, después de cenar, camila se sentó en su habitación, revisando mentalmente sus interacciones con manuel. No podía negar que había algo extraño en la forma en que el pelinegro había entrado en su vida tan rápidamente. ¿Había señales que había pasado por alto?

Ahora, todo era análisis, ver todos los movimientos, expresiones, algo que lo delate.

¿Era más fácil preguntarle manuel? sí, pero ¿y si Gianfranco estaba mintiendo?

Sus pensamientos comenzaron a pelear entre sí, causándole un fuerte dolor de cabeza.

Se recostó en su cama, rendida. Decidió dejar ese tema para otro día, aunque probablemente no la deje dormir.

En momentos como esos, anhelaba ser el osito de peluche de su amigo de ojos marrones.

Manuel no la abrazaba cuando dormían juntos, capaz el pelinegro era un poco-bastante- tímido. Mientras que Odoguardi era atrevido en muchos aspectos... eso lo hacía ser un poco, un poquito, atractivo, según camila.

Continuar a la siguiente parte

WTBA  ( giamila ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora