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-Dale chiquita, vamos a llegar tarde- apuró Gianfranco mirando a camila.

-No me convence, ¡y dejá de decirme chiquita!- reprochó y volvió a la habitación.

Jara había hecho subir a Odoguardi, pues cuando el de ojos marrones llegó, ella aún no estaba listo.

El celular de camila sonó, y su pantalla se iluminó con un mensaje. Gianfranco lo miró de chusma.

"Dale cam, ya estamos todos" era un mensaje de cata.

-Hasta tus amigos te apuran cuatro ojos, dale- gritó.

-¡No mires mi celular! - dijo saliendo de la pieza.

-Así estás bien jara, vamos.

-Está bien- rodó los ojos. Aún no estaba del todo convencida pero ya estaban veinte minutos atrasados.

Tomó su teléfono de la mesa, saludó a su perra y salieron ambos disparados hacia afuera.

El moreno manejaba más rápido de lo normal para no atrasarse más, esquivando autos y todo lo que se le cruce por delante, camila rezaba por su vida.

Llegaron y tocaron timbre de la gran casa.

-¡Hola gianni! y...la nueva, ¿no? - saludó la chica de pelo azul. Camila asintió -¡pasen!.

Al entrar, en la sala, divisó a sus amigos en cuestión de segundos, en realidad, cata vestía todo de rosa y resaltaba entre los demás.

-Acá nos separamos- dijo camila -gracias por traerme.

-Si necesitas algo, buscame- indicó. Se separaron por fin.

-¡Cam! ¿otra vez llegando con Gianfranco?-  golpeó burlonamente en el hombro.

-Se ofreció a traerme- explicó.

-Así que le gustas al chico de ojos marrones, mirá vos - burló martina.

-Callate, marti... nada que ver. Somos amigos, que se yo- se encogió de hombros.

-Mmh... permitime dudar-rió cata.

-Uy mirá, ahí está nico - señaló.

-Voy a ir a saludar- sonrió la chica de gorra rosa no se separen mucho, vuelvo enseguida... o capaz que no- rió.

-Vení, vamos a dónde están los tragos, manu estaba ahí- marti lo guió por la fiesta. Había mucha gente de distintas edades, casi ninguno parecía ser mayor de edad. No sabía cómo sentirse en ese ambiente, en el cual nunca convivió, además no conocía a nadie más que a sus amigos y pues bueno, a Gianfranco.

-Hola manu- saludó marti.

-Hola marti, hola cami - sonrió -¿qué quieren tomar?

A camila le daba vergüenza admitir que nunca había tomado en su vida. Sus padres nunca se lo prohibieron, pero tampoco tuvo la oportunidad de
hacerlo cuando vivía en merlo.

-Dos vodkas con jugo- pidió Franco.

-Ah empiezan fuerte - bromeó Tomás.

Jara los miró sorprendida, el vodka sonaba muy fuerte para ella, pero si sus amigos estaban en la misma sintonía, le daba un poco más de confianza.

Cuando manu les entregó los vasos, miró el suyo con curiosidad, el olor al alcohol era increíblemente notorio, por más de que el vodka sea de un sabor artificial, se notaba que estaba ahí. Tomó un sorbo con suma cautela, saboreando sus primeras gotas de bebida alcohólica en su organismo... no estaba tan mal.

WTBA  ( giamila ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora