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-¡Despertate Gianfranco!-la peli negra lo golpeó con una almohada.

-Cinco minutos más...-refunfuñó el de ojos marrones, mientras se cubría con la sábana.

-Levantate dale-lo sacudió para molestarlo.

-¡Basta, cuatro ojos cuando los usa!-se destapó, dejando ver su rostro adormilado.

De mala gana se levantó de la cama para dirigirse al baño. Camila aprovechó para cambiarse y buscar una muda de ropa extra para Gianfranco.

Cuando el de ojos marrones volvió a la habitación, le indicó;-te dejé ropa limpia, otra vez. Devolvemela cuando puedas.

-Puedo usar la ropa que usé ayer, no te preocupes.

-No seas sucio-hizo una mueca de asco.

Rodó sus ojos marrones;-ya fue, gracias.

-¡Chicos! ¡les hice el desayuno!-llamó su madre desde el living.

-¡Ahí voy!-contestó camila.-Cambiate rápido o vamos a llegar tarde-salió de la pieza para dejarle privacidad a Gianfranco. Este sonrió cuando escuchó la puerta cerrarse, por más de que molestara mil veces la de lentes, ella sería gentil, aunque sea con la peor de las ondas.

Al parecer era alguien especial, y eso a Odoguardi le llamaba la atención.

Se cambió en unos segundos y se dirigió hasta el living para disfrutar del desayuno.

-Bueno, me voy. No lleguen tarde-advirtió mientras abría la puerta-cami, te amo. Gian, te esperamos en otra ocasión-sonrió.

-Con gusto vuelvo, andre. Un placer-le devolvió la sonrisa.

-In plicir-burló una vez su madre se fue-¿en quién te convertis vos?

-Ya te dije, soy un caballero. Tu mamá es muy linda-bromeó, ganándose un golpe en el brazo.

-Cuidado con lo que decís-tomó su celular y vió la hora - es tarde!-se tomó su café en cuestión de milisegundos y se levantó rápidamente de la mesa. Corrió a lavarse los dientes y buscar una campera.

Gianfranco se colocó la chaqueta con la que había ido y agarró su mochila. Esperó parado al lado de la puerta hasta que camila estuviera lista.

-Vamos a llegar tarde...-dijo mientras abría la puerta.

-Vamos a ir en moto, en cinco minutos estamos ahí.

-¿En tu moto?

-Sí, igualmente no la puedo dejar acá, así que vamos a ir en mi moto.

Rodó los ojos -está bien.

Salieron del edificio y justo en frente de la puerta estaba estacionada la gran motocicleta de Gianfranco. Camila tenía un poco de miedo, pues nunca se había subido a una y la veía bastante peligrosa.

Se sentó con cuidado y no sabía de dónde agarrarse.

-Agarrate de mi cintura- ordenó mientras prendía el vehículo.

-¿Es necesario?

-Si no te querés caer, sí.

Con un poco de timidez rodeó la cintura ajena con sus brazos y la moto aceleró inesperadamente. Cerró sus ojos por reflejo, pero los abrió despacio mientras avanzaban.

Las calles estaban vacías y una leve niebla se hacía ver, parecía una película de terror... en su 'pueblo' jamás había visto algo igual.

Al llegar, Odoguardi estacionó la moto y ambos entraron corriendo a la institución.

WTBA  ( giamila ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora