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El sábado llegó luego de una semana llena de cosas... raras. Gracias a la charla con Gianfranco, camila estaba muy atenta a las acciones de manuel, aunque este no mostraba absolutamente nada extraño.

La de lentes revolvía su armario en busca de un outfit digno para la fiesta en lo de cata, mientras a su mente volvían recuerdos de cuando fueron al centro comercial con Odoguardi. Sonrió involuntariamente.

Un mensaje en su celular hizo que se asuste, pues el tono estaba muy fuerte.

"Hola cami, ¿te llevo a la noche?" era manuel. Ignoró la notificación y bloqueó el celular, pero sonó nuevamente.

"Te llevo hoy, ¿no? te paso a buscar a las nueve, chiquita" Y sí, era Gianfranco.

Suspiró como una estúpida adolescente enamorada, parecía un idiota con esa sonrisa boba en su rostro, que obviamente era inconsciente, porque si se veía a un espejo, era probable que empiece a reírse de sí misma.

"Está bien" aceptó la propuesta de Odoguardi, mientras pensaba amablemente como rechazar a manuel.

"No hace falta manu, Gianfranco me lleva. Gracias igual" satisfecha con su respuesta, simplemente bloqueó su celular otra vez y volvió a su armario.

[...]

La noche cayó sorpresivamente rápido. Camila daba los últimos detalles a su conjunto, como sus brillosos anillos y su hermoso collar dorado.

El ruido de la motocicleta fuera de su edificio hizo que se apurar en la puesta de perfume.

-Chau ma, me voy- saludó a su madre con un beso en la mejilla.

-¿A qué hora volvés? - preguntó curiosa, pues la vez anterior jara ni siquiera había vuelto.

-No sé. Es probable que me quede a dormir ahí- se encogió de hombros. Su madre asintió. 

-Mandale saludos a Gianfranco - fue lo último que dijo antes de que la de lentes cerrara la puerta.

El gran vidrio de la entrada dejaba ver a un Gianfranco bastante más arreglado que de costumbre. Su chaqueta de cuero parecía nueva y sus pantalones eran blancos, no negros como de costumbre.

La peli negra quedó perpleja ante esa imagen y abrir la puerta le costaba ya que no lograba concentrarse en la cerradura.

-Dios, abrite- refunfuñó por lo bajo. Luego de varios intentos, logró salir del edificio.

-Hola, chiquita- saludó, reposado en su motocicleta.

-Hola -sonrió- me gusta lo que tenés puesto.

-¿Es un halago? capaz que estás enferma, ¿seguro que querés ir?- rió burlón.

-Dale, vamos- rió mientras lograba subirse a la moto.

Abrazó a Odoguardi por la cintura e inhaló el masculino perfume luego de varios días sin hacerlo.

El trayecto estaba siendo tranquilo, pues no estaban llegando tarde. Camila podía observar las calles de Buenos Aires, los edificios y la gente pasar.

Luego de unos minutos por fin llegaron a la enorme casa de cata. Blanca por fuera con una reja que la protegía.

Camila le envío un mensaje a su amiga de ojos verdes para que les abrieran la puerta, al instante cata e  Nico salieron.

-¡Cami! qué bueno que viniste- sonrió y miró a Gianfranco- y con compañía- guiñó el ojo burlón- Manu y martina están adentro.

-Qué onda amigo, lu está insoportable, no está ni hace media hora y ya se tomó todo lo que había- comentó nico a su amigo mientras entraban, habían dejado atrás a camila y cata

-¿Otra vez llegaste con Gianfranco? agh, con razón manj estaba de mal humor- contó cata en voz baja.

-¿De mal humor?-rió -¿por qué estaría de mal humor?

-Supongo que está celoso- se encogió de hombros.

-¿Celoso?- ladeó su cabeza- no tiene por qué ponerse celoso, él no es mi novio y Gianfranco es mi amigo.

-Sí, ya lo sé. Pero a veces es incontrolable, ¿sabés? a mí me dan ganas de matar a cualquiera que se acerque a nico, y todavía no es mi novio- sonrió. Camila la miró con algo de miedo- es joda eh... o no- bromeó. Ambas rieron.

Al entrar a la casa, sintieron la música retumbando en sus oídos. Había una gran cantidad de gente.

Cata arrastró a camila hacía donde estaban sus amigos.

-¡Cami!- saludó emocionado manu, aunque había algo de enojo en sus ojos, la peli negra logró percibirlo.

Estaría alerta.

[...]

-¡Gente!- martina se había parado encima de la barra de tragos, llamando la atención de todos los que estaban en la fiesta.

Ya estaba un poco borracha, pues habían pasado unas horas desde que la fiesta comenzó.

Al ya tener la atención de todos, continuó; -¿Quién se copa para un siete minutos en el paraíso?- la mayor parte de la gente gritó en aprobación.

-¿Ustedes van a jugar?- preguntó Gianfranco a nico y lurdes.

-Yo re estoy amigo, ¿ustedes?- contestó Gonzales, con un alto nivel de ebriedad.

-Yo paso- dijo ferrero- pero jueguen, es divertido.

-¿Qué es eso?- preguntó camila con inocencia a cata. 

-Basicamente; se ponen en ronda todos los que van a jugar y en nuestro caso, se gira una botella en el medio. Las puntas de la botella apuntan a dos personas, esas tienen que encerrarse por siete minutos en una habitación chiquita, en este caso, el baño de ahí señaló - no les voy a prestar otra habitación de la casa. Las dos personas pueden hacer lo que quieran, besarse, hablar o hasta coger, pero solo por siete minutos- explicó.

-Nunca lo escuché- se encogió de hombros- voy a jugar, ¿te sumás, manu?- preguntó  la castaña, este asintió.

-¡Acerquense y formen una ronda!- gritó martina aún subida a la barra.

Se ubicaron todos formando un círculo. Gianfranco se sentó junto a Lourdes, mientras que camila se sentó sola, pues manuel se había ido a otra punta.

-¿Ya están?- al unísono gritaron 'sí' y la botella comenzó a dar vueltas.

[...]

Fueron varias parejas las nominadas para ir al 'paraíso' pero a camila no le tocaba con nadie y ya se estaba comenzando a aburrir.

-¡Gira!- gritó Martina antes de hacer girar nuevamente aquella botella de vodka vacía. Todos estaban atentos a ver a quien le tocaba en ese momento. Un silencio se formó, igual que todas las rondas anteriores, solamente la música se escuchaba de fondo.

La botella se detuvo, señalando por un lado a camila, y por otro lado a Gianfranco.

-¡Camila y Gianfranco! ¡al paraíso! - exclamó martina con una sonrisa bastante burlona en sus labios.

Jara tragó saliva y sus mejillas comenzaron a tornarse rojas. Odoguardi le guiñó un ojo mientras ambos se levantaban para ir al baño.

La puerta se cerró por fuera y martina dijo;-¡Tienen siete minutos para hacer lo que quieran! - y simplemente se fue.

La música se disipó. El baño era más pequeño de lo que pensaban.

-¿Entonces? - Gianfranco se acercó la de lentes- ¿qué querés hacer?- tomó su mentón con una sonrisa burlona. Examinando cada parte del rostro ajeno.

Camila estaba tan nerviosa que las palabras no llegaban a salir, jamás se había sentido así con su amigo de ojos marrones.

-Yo... eh... titubeó, aún con el agarre de Gianfranco- nunca jugué a esto- terminó de decir, nerviosa.

El agarre no sesó, su otra mano se deslizó a la cintura de la peli negra; - Lo que pasa en el paraíso... - se acercó aún más- se queda en el paraíso.



Continuar a la siguiente parte

WTBA  ( giamila ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora