Han Jisung, un omega con un delicado aroma a lirios y frambuesas, está harto del constante acoso de alfas que no lo dejan en paz. Decidido a poner fin a esto, busca una pareja que lo proteja de tanta atención no deseada.
En medio de su búsqueda, con...
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El sol estaba en su punto más alto, aumentando de forma significativa la temperatura del día.
Han Jisung, por su parte, estaba a punto de comenzar a maldecir. Odiaba el verano. Tenía razones demasiado específicas para hacerlo. La primera, detestaba sudar; la segunda, detestaba lo molesta que se volvía la gente a su alrededor.
Mientras caminaba por los pasillos de su facultad hacia su última clase del día, las palabras despectivas de algunos alfas resonaban en su mente, haciendo que el calor del verano se sintiera aún más sofocante.
Llevaba su botella de agua fría en manos, pero nada parecía menguar su temperatura.
Al avanzar por el pasillo, Jisung percibió a alguien detrás de él.
No estaba seguro, pero, al girar la esquina de uno de los pasillos menos transitados del cuarto piso, se encontró cara a cara con un alfa, que le impidió el paso y, en cuanto trató de regresar, ese alguien apareció por detrás. No era la primera vez que los veía, y eso le causaba una incomodidad que se manifestaba en la tensión de sus músculos y en el rápido latir de su corazón.
No estaba de humor para lidiar con ellos, tampoco le dejaron opción.
—¿Qué tal, Han? —dijo uno de ellos con una sonrisa que Jisung ya conocía de memoria—. ¿Cómo estás hoy, bonito?
El tono de su voz estaba cargado de insinuaciones que provocaban en Jisung un nudo en su estómago.
Los alfas le impidieron el paso de nueva cuenta, Jisung pudo sentir como le veían de pies a cabeza. Odiaba ese sentimiento, lo hacían sentir atrapado. Intentó mantener la compostura, aunque su mente se tambaleaba entre la repulsión y el terror.
—Permiso, por favor.
—No vas tarde a ningún lado, Han —dijo el segundo.
Las feromonas de intimidación estaban comenzando a hacer efecto en su sistema.
—Debo irme, enserio —dijo Jisung. Intentando hacerse paso entre los dos tipos, pero ninguno le permitió marcharse.
—Te ves tenso, Han; podríamos ayudarte con ello —dijo el más alto de los dos, su tono sugiriendo algo más siniestro.
Un escalofrío recorrió su cuerpo de forma aterradora. De hecho, prefería a los tipos que intentaban humillarlo por sus calificaciones a aquellos que lo acosaban con insinuaciones sexuales.
Lo peor de todo, era que los alfas que le "coqueteaban" de esa manera eran más que los que le veían con molestia.
Jisung intentó salir de esa situación de distintas maneras posibles, pero ellos simplemente no le dejaban avanzar, tampoco retroceder.
