Han Jisung, un omega con un delicado aroma a lirios y frambuesas, está harto del constante acoso de alfas que no lo dejan en paz. Decidido a poner fin a esto, busca una pareja que lo proteja de tanta atención no deseada.
En medio de su búsqueda, con...
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El trayecto hasta la casa de Minho fue casi silencioso, claro, de no ser por los ruidos del motor y el exterior. Jisung no pudo evitar sentir un nudo en su estómago, anticipando la reunión que le esperaba. Changbin, con la mirada alternando entre el GPS y el camino, no pudo sentirse tranquilo por él.
Minho tenía la ventaja —ante los ojos de Changbin— de vivir en un lugar decente y una residencia acomodada. Sin embargo, eso no era suficiente para disipar las dudas del alfa.
Al llegar, Minho ya estaba esperándolos afuera, nervioso pero esforzándose por mantener la calma. Cuando Jisung le había escrito diciéndole que estaban a punto de llegar, Minho sintió que su estómago se retorcía. Ver la mirada fija de Changbin clavada en él solo hizo que su respiración se volviera más pesada.
Jisung salió del coche rápidamente, acercándose a él con una sonrisa que Minho encontró hermosa. Pues, le ayudó a sobrellevar la presión que estaba sintiendo en ese momento.
—Si no llega a casa antes de las cinco —dijo Changbin con una voz casi gélida, mientras su hermano se abrazaba a su novio—, estarás en problemas, Lee Minho.
Minho tragó saliva. El tono del alfa frente a él le hizo sentir como si estuviese frente a un juez dictando una sentencia, pero no podía permitir que el miedo lo dominara. Agarrando con suavidad la mano de Jisung, tomó valor para hablar.
—Me aseguraré que llegue a casa a salvo —respondió, manteniendo su voz tan firme como pudo, aun cuando sentía su corazón martillar contra su pecho. Changbin lo observó por un largo segundo, su expresión recalcó la amenaza.
—Bien. Me voy entonces —dijo finalmente, su voz sin dejar lugar a dudas sobre la seriedad de su advertencia. Jisung sacudió su mano hacia él, con una mezcla de alivio y cariño, mientras Minho apenas pudo asentir.
Una vez el auto se alejó, Minho pudo soltar el aire que estaba reteniendo, sus hombros cayeron con agotamiento y alivio. Jisung, ante la escena, no pudo evitar reír suavemente ya que la reacción de Minho había sido digna de retratar.
—Tu hermano da miedo —susurró Minho, girándose hacia Jisung mientras intentaba recuperar la compostura. Sin embargo, su mirada se deslizó hacia la ventana de su hogar, donde su hermana menor los vigilaba atenta a cada pequeño movimiento—. Y la mía es una stalker —añadió con un suspiro, sintiéndose atrapado entre la presión que ambas familias ponían sobre él.
Jisung colocó sus brazos al rededor del cuello de Minho sonriendo con comprensión, podía notar el respeto que Minho había mostrado a Changbin, aunque este estuviera teñido de un miedo genuino.