Han Jisung, un omega con un delicado aroma a lirios y frambuesas, está harto del constante acoso de alfas que no lo dejan en paz. Decidido a poner fin a esto, busca una pareja que lo proteja de tanta atención no deseada.
En medio de su búsqueda, con...
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La mañana en la universidad transcurría como cualquier otra, con estudiantes apresurados entre clases y la brisa suave de finales de agosto que acariciaba las hojas verdosas de los árboles que pronto le darían la despedida al verano. Jisung había terminado su última clase del día y, como siempre, esperaba a que Minho viniera a recogerlo.
Sin embargo, había algo diferente en el aire, una energía ligera pero palpable que solo él y Hyunjin compartían.
El alfa había aparecido de repente, como siempre lo hacía, con esa sonrisa despreocupada que Jisung encontraba tan reconfortante, con la única diferencia que en esa ocasión, no tenían el tiempo limitado.
Habían sido amigos desde hacía años, con un vínculo forjado en los pasillos de la universidad y en incontables horas compartidas en las vacaciones que siempre tomaban juntos. A pesar de sus horarios contrastantes, siempre encontraban un momento para verse, aunque fuera solo por un par de minutos a la semana.
Pero, aunque pareciera poco, era suficiente para ellos, suficiente para mantener viva esa conexión que valoraban profundamente.
—Parece que te voy a robar unos minutos más antes de que tu caballero andante llegue a salvarte —bromeó Hyunjin, apoyándose contra la pared mientras sacaba su teléfono del bolsillo, tenía mensajes sin leer de Felix.
—¿Celoso, Hyunjin? —respondió Jisung, siguiendo el juego con una sonrisa pícara, apoyándose junto al alfa—. Sabes que siempre serás mi número uno.
Hyunjin rió, un sonido ligero y sincero que siempre lograba sacar una sonrisa de Jisung, sin importar cuán agotador hubiera sido su día.
—Lo sé, lo sé. Solo espero que juntarte mucho con tu novio no te lave el cerebro.
—¿A qué te refieres, eh? —preguntó, tomando una posición defensiva en tono de broma.
—Sabes a lo que me refiero. Si tienes por mucho tiempo a ese tal Minho como chofer personal podría hacer que empieces a olvidar a tus viejos amigos.
—No digas tonterías —dijo Jisung con una sonrisa. Podría querer mucho a Minho, pero sus amigos siempre tendrían prioridad para él—. Sabes que eres inolvidable —añadió, guiñándole un ojo con un toque de coquetería que era natural en su dinámica.
—Sé que soy inolvidable —respondió el alfa—, solo quiero recordarte quienes hemos estado desde siempre contigo Sung.
Jisung sonrió, extrañaba hablar de esa forma con el alfa; aun cuando sabía que en algún momento su relación había sido orquestada por sus padres. Y sí, hubo algo entre ellos en su adolescencia, pero era algo que no los perseguía en la actualidad.