Han Jisung, un omega con un delicado aroma a lirios y frambuesas, está harto del constante acoso de alfas que no lo dejan en paz. Decidido a poner fin a esto, busca una pareja que lo proteja de tanta atención no deseada.
En medio de su búsqueda, con...
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El lunes, Minho llegó temprano a la universidad, como de costumbre. Aseguró su casco y respiró profundo. El aire fresco de la mañana siempre le ayudaba a sobrellevar su día, despejando su mente, preparándole para enfrentar sus clases.
Antes, su rutina consistía ir a su salón y hablar con alguno que otro compañero con el que se llevaba bien y después de clases, ir directo a la cafetería. Ya el tiempo restante lo utilizaba para estudiar o para adelantar trabajos.
Luego de comenzar su falsa relación con Jisung, su rutina consistía en ir a esperarle al estacionamiento y luego acompañarle hasta que llegara su profesor, algunas veces, solo le esperaba fuera del salón y le acompañaba hasta que se le hacía tarde para llegar a sus propias clases. Después del trabajo, dos o tres veces a la semana, le pasaba a recoger y iba a dejarlo a su hogar donde almorzaban juntos, solo entonces regresaba a casa y terminaba sus trabajos pendientes.
Ese día, sin embargo, era diferente.
Al llegar al estacionamiento, lugar en el que se encontraban casi a diario, Minho se detuvo, mirando a su alrededor como si esperara ver a Jisung aparecer de repente. Pero la realidad le golpeó en el momento en que miró llegar el auto del hermano de Jisung a lo lejos y nadie le acompañaba.
Jisung no llegaría. Y él lo había olvidado por completo.
Con un suspiro se dirigió a su primera clase. No podía creer que realmente estuviera sintiéndose de esa forma ante la ausencia de Jisung.
La mañana, en consecuencia, avanzó de forma lenta para él; cada minuto parecía alargarse sin el aroma del omega a su lado, acompañándolo como si de una segunda piel se tratara. Durante las únicas tres clases que recibía, su mente divagó una y otra vez hacia él. Preguntándose de forma constante el cómo estaría, si estaría bien, si necesitaría algo.
Al llegar al trabajo, se colocó la camisa del uniforme casi con pereza y salió a atender las mesas con la cabeza en otra parte. A esa hora, Jisung tendía a mandar un mensaje para desearle un buen día o solo le enviaría suerte, pero ningún mensaje llegó.
Por alguna razón, hasta la cafetería se sentía diferente para Minho. Todo lo parecía sin Jisung ahí.
Al regresar con la bandeja llena, vio a sus únicos dos amigos entrar, saludándole con una sonrisa. Era extraño que viniesen, así que el alfa les correspondió con amabilidad, aun cuando no sentía las ganas suficientes como para socializar en ese momento. Tomó sus pedidos y se alejó antes de que comenzaran a preguntarle por el cambio en su ánimo.
No entendía porqué su día parecía gris sin la presencia de Jisung en él y, en realidad, tampoco quería preguntar.
En el pequeño descanso que tuvo antes de ir a dejar los pedidos, Minho sacó su celular. Eran casi las once de la mañana. Para ese momento, su omega le habría llenado de mensajes quejándose de algún profesor o del calor, le diría cómo había sido su día o simplemente le enviaría ánimos para que no se sintiera aburrido en su trabajo.
