Han Jisung, un omega con un delicado aroma a lirios y frambuesas, está harto del constante acoso de alfas que no lo dejan en paz. Decidido a poner fin a esto, busca una pareja que lo proteja de tanta atención no deseada.
En medio de su búsqueda, con...
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Un suspiro resonó bajo las sombras de los árboles cercanos a la facultad de ciencias económicas. El sonido provino de uno de los dos chicos que caminaban por el sendero, buscando un lugar cómodo para descansar.
El verano apenas llevaba un par de semanas de haber comenzado y Han Jisung ya deseaba que terminara. La combinación de calor, acoso y estrés estaba comenzando a ser demasiado para él.
Los dos estaban intentando relajarse después de un día difícil. Pero Seungmin no había dejado de lanzarle pequeñas miradas. Esperaban que la pareja del beta terminara sus clases para que les llevara a casa, cosa que tardaría un poco.
—Jisung, ¿estás seguro que todo está bien? —preguntó Seungmin.
Él solo suspiró, agradeciendo la preocupación de su amigo pero no planeaba que alguien más cargara con sus problemas. Ya suficiente tenía con tener que cargarlos él.
—Estoy bien, Seungmin. Solo es estrés —respondió, intentando sonar convincente.
Seungmin no parecía satisfecho con la respuesta y estaba a punto de insistir cuando una voz familiar, los interrumpió.
—¡Jisung! —Seungmin se giró para encontrarse con una alfa alta de apariencia imponente.
El cuerpo de Jisung se tensó al instante, su respiración se volvió superficial. Ella era a la última persona que quería ver, su presencia le traía recuerdos horrorosos. Seungmin dio un paso adelante, instintivamente posicionándose entre los dos.
—¿Qué quieres, Hyejin? —preguntó el beta con voz firme.
Ella sonrió, ignorándolo por completo y fijando su mirada en Jisung.
—Solo quería ver cómo estaba mi Jisung. Me han dicho que has tenido que lidiar con idiotas —dijo con dulzura; para Jisung no era más que una amenaza encubierta.
—No soy tu Jisung —respondió el omega, su voz apenas audible—. ¿Qué haces aquí? Tienes prohibido acercar...
Ella dio un paso más cerca, forzando a Seungmin a retroceder un poco. Jisung sintió su corazón latirle con fuerza ante la sensación de peligro que emanaba la alfa.
—Te he extrañado mucho... Solo quiero asegurarme de que nadie te haga daño —dijo, sus palabras dulces, acompañadas de una mirada suave, estaban impregnadas de una posesividad perturbadora—. Sabes que siempre estaré aquí para ti.
Jisung sintió un nudo en el estómago. La sola presencia de la alfa le causaba una sensación abrumadora. Sabía que Seungmin estaba ahí para protegerlo, pero el miedo aún lo paralizaba.
