Capítulo 10

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Diego

Estoy buscando a ángeles en toda la mansión y no la encuentro, no la consigo ni en su habitación.

Decido ir a la habitación de el señor Cristian para ver si la fiebre ya bajo, toco pero nadie responde así que decido entrar por que no está muy bien de salud. Cuando entro consigo a Ángeles dormida en el mueble de la habitación de el señor Cristian con un libro en el pecho, se ve tan tierna, me acerco a él señor Cristian y verifico de que la fiebre a bajado solo un poco, diablos por que no baja toda de una vez.

Me dirijo hacia Ángeles y la cargo estilo princesa y la llevó a su habitación.

Esta toda cansada tiene ojeras pero no se le notan por que jelena la a obligado a dormir un poco más seguido.

Me duele verla así rota por no conseguir a Olivia.

La acuesto y salgo para buscar a jelena y decir que al señor Cristian le a bajado la fiebre solo un poco, la consigo en la cocina.

–Hola peque mira al señor Cristian no le baja la fiebre por completo, pero ya no está tan caliente como hace unas horas- le digo y sube hacia la habitación de el señor Cristian.

Al cabo de un rato baja las escaleras y se sienta enfrente de mi.

–Ya se le a pasado la fiebre, ahora a esperar que despierte y se duche para que coma algo- me dice.

–Oye peque como sabes tantos conocimientos- me mira con el ceño fruncido- me refiero a que sabes cocinar, sabes atender heridas y entendiste todo lo que te explico el médico sobre la salud de el señor Cristian.

Me mira y asiente en modo de comprensión.

–Este... yo... cuando yo tenia 12 llegue acá a Rusia mi madre era drogadicta y siempre que se drogada se cortaba mi padre siempre la atendía y el cocinaba mi padre era médico bueno es médico- dice- cuando mis padres se separaron mi padre me enseño la básico sobre la enfermería como curar heridas, sobre exámenes, sobre cómo atender la fiebre y todo los demás y también me enseño sobre cocina por eso agradezco tener un padre como el y siempre me enseño que nosotros lo venezolanos tenemos que apoyar a los que nos apoyan, cuando me vine con mi madre ella aun se drogada y cortaba no se si aun lo hace pero el caso es que yo era la que curaba sus heridas.

Me dice y yo asiento en comprensión.

–Me sorprende peque, a esa edad fue mi primera muerte la verdad mate a uno de los traidores de mi padre y no se, se sintió genial- digo y ella ríe.

–Y yo pensaba que Olivia era más loca tu eres el doble- dice para echarse a reír más fuerte.

–¡Oye! Ella es el triple que yo- me pongo una mano en el pecho indignado.

–Bueno iré a ver si el señor Cristian se levantó- dice para retirarse de la sala.

Mientras tanto yo me voy hacia la habitación de ángeles y me acuesto con ella y no tarda en acurrucarse en mi pecho, hasta que yo también me quedo dormido.

La venganza de la dama: Libro II de la dama de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora