Me vestí pensando en su cara de felicidad, tal vez al saber que yo siempre iba a estar ahí junto a él. Me sentí vivo por unos instantes contemplando esa sonrisa única.
Terminé de vestirme y fui a hacer unas vueltas, comprar cosas, visitar amigos en más. Mientras que Mangel iba a trabajar a una oficina de videojuegos y grabación llamada Boomeranglive. Yo debía ir, pero preferí tomarme el día libre para poder hacer algunas cosas que necesitaba.
La tarde transcurría y yo seguía dando vueltas. Miré la hora y eran 18:45, debía ir a casa para grabar un vídeo y subirlo, que me tardaba bastante. En el camino a mi hogar pensé de qué podría tratarse el vídeo, pero como soy muy poco creativo, decidí grabar un gameplay. A todos les gusta, supongo. Pensé para mi mismo que ponerle un poco de diversión estaría bien y me adentré a una tienda de videojuegos para comprar uno de Barbie. El vendedor se me rió en la cara, no podía creer mi compra.
Llegué a casa e instalé el juego, Prendí la cámara y comencé a grabar. El vídeo se me había echo demasiado largo y me iba a llevar muchas horas de edición. Eran las 21:00hs y sentí la puerta. ¿Mangel? -me pregunté a mi mismo- pero si Mangel siempre llega a las once en punto, si mi memoria no me falla. Fui al living sin pensar más y vi que efectivamente era Mangel. Me lo quedé mirando y finalmente pregunté: -¿Qué haces aquí tan temprano?
-Mhh... Bueno no me sentía bien y decidí venirme.
-Es porque me extrañabas a mí. -dije en tono gracioso-
-Puede ser, pero en realidad me vine porque estoy algo engripado y Alex me a dicho que tengo algo de fiebre.
-¿De nuevo engañándome con Alex?
-Pe...
-¡Era joda! -le interrumpí riendome-. Venga, vamos a mirar unas películas y te prepararé un té. También te pediré antibióticos.
-Me has asustado, tío. No es necesario, ya soy grande. Creo que puedo cuidarme solo.
-Déjame cuidarte a mi hoy. Lo haré bien, lo prometo.
-Solo procura no matarme. -dijo con risa sarcástica mientras miraba hacia abajo-
-Es la idea. -le dije con una guiñada entre medio-.
Me dejé de charlas y fui hasta la cocina. Le preparé un té de limón con miel y llamé a la farmacia por los antibióticos. Nos sentamos a ver la película, la noche transcurría. Esa misma tarde yo había comprado chocolate y también lo comimos mientras mirábamos la película.
En un momento Mangel se abrazó a mi, es demasiado niña con películas de terror y bueno, a mi me tocaba consolarlo. Lo abracé también y continuamos viendo la película así.
No les voy a mentir, estar abrazado a Mangel mirando una película de terror y comiendo chocolate me daba vida. Ya ni me sentía cansado, quería que la película no se terminara jamás y que estuviéramos abrazados toda la vida.