Camino hacia la casa de nuestro "pequeño" amigo Alex, conversamos sobre muchas cosas. Nada importante, solamente vídeojuegos y todo ese rollo; ya saben. Cuando quisimos acordar, ya estábamos con Alex, comimos unas cosas, jugamos un rato a los vídeojuegos y finalmente nos decidimos por ponernos a grabar, recuerdo que grabamos el vídeo "Abriendo Sobres 2 en FIFA15" no sé si lo recuerdan, pero da igual. Todo transcurría bien, dejamos de grabar y nos pusimos a charlar sobre cosas, pero algo nos llamó la atención a Mangel y a mi, y hablo por ambos porque veníamos hablando de esto de regreso a casa. Alxeby estaba raro, pero no raro de estar mal o algo así. Raro en el aspecto ¿sexual? Es qué, nos hablaba mucho de Staxx, demasiado. Nos contó que hablaban día y noche, y que ya era un cariño especial. Decidimos no alertarnos, quizás solo estaban volviéndose más unidos o algo así. Al menos eso pensó Mangel, que su cabeza parecía no reaccionar de lo que pasaba entre Alex y Frank, entonces decidí darle la razón y decirle que sí, que tal vez era solo que se llevaban muy bien y eran buenos amigos. Aunque yo sabía que no era así, que ahí había algo más que amistad.
Mientras que editaba unos vídeos ya al haber llegado a casa, y estando en mi habitación, me puse a pensar: ¿Por qué Vegetta y Willy, Staxx y Alexby, y no Rubius y Mangel? Era injusto tío. Y Mangel, era tan hueco en ese aspecto, y eso que lo quiero, lo quiero más que nada en este mundo pero joder, siempre está esquivando el tema. ¿Quizás no soy suficiente para él? Pensando esto, una lágrima empezó a recorrer con delicadez mi mejilla hasta caer sobre el teclado, y luego otra, y otra, y otra más.
¿Estaba llorando en serio? ¿Por Mangel? Que me estaba pasando, ya no podía seguir guardando esto, debía decírselo. Pero antes de hablarlo con él, debía hablarlo con alguien más que me supiera entender bien y no me juzgara. Alguien que estuviese en la misma situación que yo, o similar.
Exacto, Vegetta. Y diréis, ¿por qué no Willy? Porque no, que aunque no parezca tengo más confianza en Vegetta.
Y así fue, lo llamé y hablamos. Hablamos un largo rato, me dijo que el estaba casi en la misma situación, que todo el tema Wigetta se les había salido de control, las suscriptoras ya sabían todo, y ellos intentaban como que tirarle indirectas, pero a la vez no confirmar. Me explicó porqué no confirmaban, me dijo que Willy era muy sensible respecto a los comentarios y decidió no decir nada para protegerlo, porque le importaba más Willy que el mismo y joder que se nota. Eso me pareció extremadamente tierno de su parte, y sabía que eran muy felices juntos sin necesidad de publicarlo. Respecto a mi situación con Mangel, me dijo que esperara, que aún no le dijera porque podía ser una confusión mía simplemente, que intentara estar callado un tiempo más, pero que si en una semana esto seguía pasándome y seguía sintiendo que lo quería como algo más, lo hablara con él. Pero que no me apresurara, porque podía ser una confusión por vivir juntos y tal. Y que mucho menos pensara en confirmar públicamente la relación si es que esta llegara a existir.
Debo decir que la conversación con Vegetta me sirvió muchísimo, me descargué con alguien y eso me ayudó. Además estaba pasando por una situación similar y me comprendió a la perfección, mejor que nadie.
Había sido una tarde muy dura para mi, y una conversación muy reflexiva.
Miré el reloj; 20:55. Era tarde, se me había ido la olla hablando por móvil. Me preparé un café y nuevamente me adentré en mi habitación, mientras que Mahe cocinaba la cena. Mientras me preparaba el café lo contemplé, era hermoso, en serio era muy hermoso. La imagen de esa perfecta sonrisa me acompañó hasta la habitación, que más que habitación, le llamaría lugar de confort, de reflexión y de ¿lágrimas? Quizá si, esa habitación era mi hogar para ser más general. Es decir, tenía mi casa, pero mi habitación era mi hogar. En fin, no sé si me explico, y si no lo entienden, simplemente quiero decir que en mi habitación me encuentro seguro y a gusto, tan solo eso.
Bebí mi café, mientras seguía editando. Luego de unos 40 minutos aproximadamente, se siente la voz de Mahe desde la cocina: -¡He, ven a comer, que ya está lista la cena!
Decidí no responder y solamente caminar hasta la cocina, sentarme, comer e irme. Porque sabía que si tan solo mencionaba una palabra, me desbordaría, y eso no podía pasar.